jueves, 29 de marzo de 2012

A la huelga por la dignidad

En este país ha pesado siempre mucho el síndrome judeo-cristiano, donde el sentimiento de pecado, culpa y penitencia van irremediablemente unidos. En otros tiempos, desde los púlpitos de la iglesia, el casus belli estaba de cintura para abajo; ahora mismo, desde los púlpitos del dinero, radica en lo inconscientes que hemos sido en la gestión de nuestra prosperidad. En ambos casos está presente el afán de control de una minoría que ostenta el poder, sobre una mayoría que quiere ser dueña de su destino. La lucha eterna entre mandar y obedecer.

No podemos consentir que quienes acaudillan políticas neoliberales puras y duras, que reparten la miseria entre los trabajadores y llevan al paro a millones de personas, nos digan como tenemos que vivir. No podemos consentir que financieros sin escrúpulos y empresarios especuladores, nos exijan un sacrificio en sangre que apacigüe al monstruo que ellos mismos han creado y necesitan alimentar para seguir viviendo a su sombra. No podemos consentir que quienes gobiernan usando el poder delegado que pertenece al pueblo, digan que la culpa es de los ciudadanos e impongan como ofrenda expiatoria, el estado de bienestar, mientras ellos pactan con el diablo para conservar sus privilegios y nos intentan convencer de que somos culpables de todo por nuestros pecados.

En esta tesitura emplearán trucos en las antípodas de su pensamiento (la agitprop): estadísticas de participación y seguimiento falseadas, calumnias contra quienes dan la cara por los trabajadores, amenazas de desastre para la nación, llamadas al sentido común y a la responsabilidad… Dosis extremas de culpa para los fieles, mientras preparan el siguiente sacrificio y buscan la manera de salvar el culo.

Hoy me sumo a la huelga, por mí y por muchos que no pueden ir porque no tienen trabajo o porque se colocarían al borde del despido; hoy me sumo a la huelga, porque la reforma laboral concede un poder casi absoluto a los empresarios y nos hace retroceder 100 años a los trabajadores en nuestros derechos; hoy me sumo a la huelga porque no quiero ser una tonta útil, ni una crédula complaciente que les haga el trabajo sucio a los que nos quieren imponer el miedo y el silencio; hoy me sumo a la huelga porque no quiero que me gobiernen quienes me pisotean y me dicen que es por mi bien; hoy me sumo a la huelga porque en esta crisis no he tenido nada que ver, nada tengo que pagar por ella: no soy pecadora, no tengo nada de que arrepentirme, no tengo que pagar nada. Sólo aspiro a vivir con dignidad y que lo hagan mis compatriotas. Como dijo Nelson Mandela “una nación no debe juzgarse por como trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada”.

lunes, 26 de marzo de 2012

El precio del poder

Ayer, tras el discurso de Álvarez Cascos, recordé a Fernando VII. "El Deseado” fue un rey felón, cobarde y probablemente el más estúpido de los que han llevado la corona sobre su cabeza en este país, pero tuvo a su favor, que era eso, un imbécil de primera fila. Sin embargo lo malo de algunos gobernantes no es que lo sean ellos sino que pretenden que lo sean aquellos a los que aspiran a gobernar, incluidos sus fieles.

Que después de los meses que llevamos de desgobierno y que acabaron en las elecciones de ayer, Álvarez Cascos diga que serán imprescindibles el diálogo, los acuerdos, los pactos, las renuncias parciales, la aceptación de tesis ajenas, la colaboración y el respeto, no es pensar que la ciudadanía asturiana es imbécil, es llamárnoslo directamente a la cara. Y que después de la campaña cainita que Foro y PP han protagonizado, vengan ahora a hacer manitas (eso asomaba entre las filas peperas de primera línea) es de escándalo. Quizás contribuya a ello, que los resultados para la derecha en Andalucía no fueron, pese a la victoria, los esperados; hay sectores políticos que todavía están en la tesitura de que al enemigo, no al rival, hay que destruirlo, no derrotarlo. En todo caso, en Asturias, ahora lo que prima -según dicen- es el interés general, cuando la derecha más cerril (la de los tres turnos y la otra) llevan meses arrastrando al caos a una comunidad y a sus ciudadanos, mientras muchos dejaban de hablarse con Paco y volvían a hacerlo con Pepe o viceversa y Mercedes Fernández, como una madre generosa, llamaba a los hijos descarriados a volver a la casa de todos. Sería trágico si no fuera porque raya en lo esperpéntico.

Recuerdo otra vez a Fernando VII, cuando bajo la presión del general Riego, se obligó a jurar la Constitución de 1812 con las famosas palabras de marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional. Tres años después ya sabemos que se hizo de aquella promesa y como acabaron la Pepa y el general Riego. Es lo que tiene fiarse de felones y  cobardes.


A Javier Fernández, que en Mayo de 2011 no dio un paso al frente por prudencia y ahora sí lo hace por compromiso político, le recomendaría vigilar su espalda, más que nada por las puñaladas traperas. Hay personas para las que el precio del poder significa una carga pesada llena de responsabilidades y exigencias; para otros el precio del poder es una escalera para satisfacer a un ego poderoso que solo busca venganza sobre viejos agravios y obtener más cuotas de poder, sin importarles lo que ellos llaman dentro de su estrategia militar, daños colaterales. 


En todo caso, yo prefiero estar al lado de un general honorable que en el bando de un rey felón

viernes, 23 de marzo de 2012

Morir matando

Todos sabemos que significa la expresión “morir matando” y a que grado de despropósito cuando no de desgracia pueden conducir situaciones de ese tipo. Cuando alguien afronta su particular día de furia, vale más no ponerse en su camino. Generalmente el que muere matando, ha emprendido desde tiempo atrás una bajada a los infiernos: está completamente seguro de ser la solución, no el problema, ve enemigos y conspiraciones por todas partes y además de su propia ideología, fagocita la de los demás aunque esté en las antípodas de su pensamiento, sea un líder revolucionario o un socialista histórico.

Pero lo terrible de quien muere matando, es el ansia de sentir la mirada de los demás sobre su último acto y de no morir sólo. A estas alturas, brazos en alto, gesto de iluminado, con los libros que recogen su doctrina prestos para ser repartidos entre sus fieles, algunos de los que le rodean ya son conscientes del engaño, pero no hay tiempo ni margen decoroso para escapar; el líder carismático camina hacia el abismo y se llevará lo que sea por delante, la tierra que pisa o la gente que le rodea, le da exactamente igual. William Drumon dijo que el que no quiere razonar es un fanático, el que no sabe razonar es un necio y el que no se atreve a razonar es un esclavo.

Una sociedad civil serena y democrática debe levantarse contra el fanatismo y la necedad, pero debe recordar también que detrás de algunos fanáticos declarados se esconden con palabras de compromiso quienes en su día le dieron alas y fueron sus más firmes valedores y siguen haciendo promesas que no se van a cumplir. Asturias, como sociedad civil serena y democrática, debe apoyar a y apoyarse en un gobierno prudente que nos saque adelante  porque las cadenas que más nos oprimen son las que menos pesan.

sábado, 10 de marzo de 2012

Sobre el poder y la gloria

No voy a caer en la ingenuidad de pensar que la clase política –tomada así, en su conjunto- sea la representación de los ideales más elevados al servicio de la ciudadanía; pero tampoco voy a caer en la necedad de considerarla el recipiente de todos los males. Quizás la clase política –tomada así, en su conjunto- debería realizar al alcanzar cualquier cargo público, además del juramento o promesa a la Constitución y a las obligaciones de su cargo, un compromiso ciceroniano (por Marco Tulio Cicerón) que dijera, juro soportar la prosperidad con el mayor autocontrol y la adversidad con la mayor fortaleza.

Ahora que estamos metidos en periodo electoral, descafeinado, pero periodo electoral, convendría recordar a la clase política, que su actividad pública, debería ser un cursus honorum fruto del trabajo, la responsabilidad, el compromiso y la coherencia al servicio de la ciudadanía; una actividad pública donde la primera ley sería pedir a los correligionarios, colaboradores y subordinados, cosas honradas y sólo cosas honradas hacer por ellos.

Para ciertos personajes, esto es imposible. En los últimos meses hemos tenido buena prueba de ello en Asturias. Foro y Álvarez Cascos, son un ejemplo de libro: su trabajo se centra en la inmediata satisfacción de sus ambiciones; las consecuencias de sus actos, destruyan lo que destruyan, no forman parte de su responsabilidad más allá de conseguir lo que desean; su compromiso tiene vuelo corto porque llega hasta que hayan logrado tocar poder o puedan ampliar el que tengan… El egoísta, especialmente el egoísta político, se ama a sí mismo sin rivales. La avidez de dominio y de gloria es tan intenso, que disfrazará la verdad, manipulará la realidad, será incoherente y alardeará de ello, prometerá lo que no piensa cumplir y traicionará a sus compañeros de viaje.

Pero no es el único ejemplo. El PP ha entrado en una dinámica similar: ha laminado a la candidata de las elecciones de Mayo para cambiarla por una casquista reconvertida que con nuevos mentores y en la línea que las dirigentes populares utilizan para darse a valer (estilo Cospedal), será más dura que los más duros compañeros de partido e intentará ascender sin mirar lo que derriba o lo que pisotea. No debemos olvidar que la derecha en este país (incluidos los flecos más extremos) ha tenido siempre una doble moral en la vida pública y en la vida privada. 


Curiosamente, he encontrado en un libro de Helga Schneider, que leo estos días, un párrafo que sirve de perfecta definición: una fachada austera de rigor, orgullo, moderación y templanza, ocultaba abismos de desorden, fanatismo, soberbia…y una enorme sed de poder.

viernes, 9 de marzo de 2012

El impulso de Foro

Esta mañana al pisar la calle me encuentro con los primeros carteles electorales; no hay nada especialmente llamativo en los lemas y en los rostros que destilan cierta sobriedad acorde con los tiempos que corren y teniendo en cuenta  la cercanía del último proceso. De pronto uno de ellos me llama la atención: grande, brillante, con una calidad fotográfica notable y una puesta en escena envidiable: entorno de un parque o jardín, un hombre maduro apoyado en un  muro en una postura ligeramente ladeada, sonríe mientras contempla a una niña que levanta su cabeza hacia él; hay otra niña y una mujer joven, rubia, guapa, vestida con estilo, ¿la mamá?, que contemplan la escena con un suave gesto en los labios. Desde luego es una  foto  preciosa, digna de ponerle un marco y colgarla en el salón de alguna casa. Sigo mi camino y pienso en el lema -que estropea un poco la perspectiva- y que campea en el cartel electoral: Foro Asturias, ahora, el impulso decisivo. Un poco más allá encuentro otra variante, en la que el señor maduro sonríe a dos niños (de espaldas a él) como un maestro afectuoso que imparte una lección. ¿Y a mí que esto me recuerda algo…?  No me gustan los anglicismos, pero de pronto tengo un flash-back y veo pasar ante mis ojos cartelería alemana e italiana de entreguerras con un toque georgiano.

Ya sé que el papel, incluso el fotográfico, lo soporta casi todo y que algunas técnicas de marketing son capaces de vender hielo a un esquimal, pero hay ciertas cosas que van contra el buen gusto y el sentido común. Esta comunidad lleva meses paralizada y Foro se permite hablar de impulso…; no doy crédito. Una comunidad paralizada por la incapacidad del Sr. Álvarez Cascos para establecer cualquier tipo de diálogo o de acuerdo; por la firme creencia del Sr. Álvarez Cascos de que solo él tiene la solución a los problemas no ya de Asturias sino de España y del mundo mundial; por la aplicación del “estilo Paco Cascos” basado en la prepotencia con sus adversarios pero también con sus compañeros de partido y de gobierno a los que no permite que tengan iniciativa ni opinión propia, circunstancia que ha llevado a la rareza política, de que algunos cargos  no son dimitidos, le dimiten… A todo lo anterior hay que añadir el periplo en estos meses, de Foro, su presidente y el gobierno o por mejor decir, el desgobierno que preside, lleno de contradicciones, errores y desencuentros, que mal se corresponden con la Gobernanza, entendida ésta como concepto ligado a la eficacia, calidad y buena orientación en la dirección de los asuntos  públicos.

Yo que soy de natural pausado y que me gusta caminar con firmeza más que correr, lo del impulso decisivo, me pone particularmente nerviosa. Los impulsos no son buenos para nada porque uno puede trastabillear y darse un buen porrazo; y que decir de hacerlo al borde del precipicio... Luego llegan las crisis de estrés y el corazón  desbocado, cosas con las que hay que tener cuidado pero tampoco usarlas como un tour de force (ahora toca un galicismo) digan lo que digan algunas leyendas urbanas, porque nos podemos llevar un buen susto.

Dice un proverbio que “la primera vez que me engañes la culpa será tuya, la segunda vez, la culpa será mía”. Asturias no se merece que la engañen por segunda vez; Asturias lo que necesita en estos momentos, es una persona tranquila, sensata y con la cabeza muy bien amueblada para afrontar el futuro con seguridad, garantía y seriedad.

jueves, 8 de marzo de 2012

Yo, ciudadana

Este año, el Día Internacional de la Mujer viene marcado no sólo por la crisis global, sino también por la multitud de crisis personales que se viven en nuestro país, y por la constatación de que nosotras las mujeres, debemos estar en primera línea para luchar contra una sociedad insolidaria e individualista; una sociedad donde los valores son bursátiles y financieros; una sociedad que nos obliga a defender cada día nuestros logros, como si los hubiéramos obtenido de forma gratuita; una sociedad consumista que nos visualiza para sus intereses, pero que nos oculta y nos disminuye en nuestro papel como ciudadanas.

En esta tesitura, las opiniones vertidas por el Ministro de Justicia son un buen ejemplo de ello. El señor Ruiz Gallardón, recupera como principal papel de la mujer el de ser madre y califica la maternidad de nuestro “derecho por excelencia”, cuando tantos otros derechos se nos están conculcando, en una peculiar maniobra de distracción que pone el punto de debate en otro lugar para disimular la que está cayendo. Como siempre hay un roto para un descosido, la Sra. Ana Mato, Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, ha venido a echar una mano a su compañero en el Gobierno. Están tan obsesionados con la ley del aborto que no parece otra cosa que las mujeres en este país estamos sometidas a una especie de terrorismo que nos impide cumplir el anhelado deseo de ser madres y nos condena a paralizar el proceso natural para el que fuimos creadas. Yo les diría a ambos que bajen del universo paralelo en el que viven y se den una vuelta por la realidad.

Lo que hay, es que garantizar una buena formación en las aulas, para que las mujeres más jóvenes de nuestra sociedad conozcan y controlen su propia sexualidad y no se encuentren con embarazos no deseados que anulen su futuro formativo y profesional; lo que hay es que crear políticas sociales y activos de empleo que permitan a las mujeres desarrollar su carrera, su profesión con libertad y decidir también de forma libre, cómo y cuando quieren ser madres. Y sobre todo, hay que entender que muchas ciudadanas de este país, no quieran implicarse en la maternidad no por ningún motivo de dificultad material sino por el simple hecho de ser algo que no forma parte de su proyecto personal. Cómo dijo Rosario de Acuña “antes de ser hija, esposa y madre eres criatura racional y a tu alcance está lo mismo, criar hijos que educar pueblos”

Y como no quiero efectuar una maniobra de distracción, en este día no olvido a las mujeres que en los países pobres, son obligadas a llevar su género como un estigma de personas inferiores, lo que superada la primera década del siglo XXI, es una vergüenza y un fracaso en nuestra evolución como especie.