viernes, 18 de noviembre de 2011

Mercaderes contra ciudadanos

Durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del XX, el afán expansionista de las grandes potencias europeas fuera del continente, basado en una explotación militar y económica de pueblos a los que se consideraba inferiores, acabaron estallando en una rivalidad que sembró los campos del continente de sangre.

A lo largo de los felices 20 del siglo pasado, la superproducción bélica frenada tras la paz, y la especulación inmobiliaria y bolsística, condujeron a una crisis mundial que condenó al paro a millones de personas y abrió la espita para que el fascismo acabara con los más elementales derechos humanos e impulsara otra vez la guerra como única solución. El mundo se dividió en dos bloques y estuvimos a punto de desaparecer en un holocausto nuclear. Pero salimos adelante y los proyectos de mejorar las cosas, de no volver a equivocarnos, nos llevó (con más sombras que luces ) a una sociedad un poco más justa, libre y solidaria.

Ahora también estamos en guerra, por si no se habían enterado. Los europeos y en general, los ciudadanos de los países desarrollados no hemos aprendido nada. Hemos vuelto la espalda a quienes seguimos considerando inferiores, nos hemos atrincherado en nuestro individualismo, hemos dejado que los nuevos señores de la guerra, establezcan las reglas del juego: mercados, agencias de calificación, el Fondo Monetario internacional, el Banco Central Europeo, los bancos nacionales, los especuladores financieros, dirigen nuestros destinos, usurpan la soberanía nacional, se convierten en la voz de los Parlamentos, derriban gobiernos... "Alemania alcanza en plena crisis del euro, su máximo nivel de empleo desde la reunificación", "las tensiones benefician a Berlín, cuya prima de riesgo cae en la proporción en que aumenta la de los países periféricos"... Oigo un eco lejano que habla del expasionismo sin precedentes de Prusia, de la Gran Alemania de Hitler,,. Han cambiado las formas pero el fondo ¿no es el mismo?

Los ciudadanos nos hemos dejado engañar y manipular, estamos haciendo dejación de nuestras obligaciones, hemos prostituido nuestra soberanía nacional; hemos asumido que tenemos que pagar nosotros la crisis; tenemos el estómago vacío y eso es peligrosísimo para la libertad, porque se tiende a creer todo lo que el fascismo y el totalitarismo, disfrazados de derecha domesticada y propuestas populistas, nos quieren hacer creer.
Son tiempos oscuros, estamos en guerra, pero no aceptemos la indignidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario