miércoles, 16 de noviembre de 2011

Carta abierta al Sr. Arzobispo de Oviedo

Sobre las palabras del arzobispo de Oviedo al decir: "Tampoco esta vez me presento a las elecciones, porque mi tribuna no es la política y mi militancia no es la partidista”, y pedir el voto para quienes defienden “la vida humana en todos sus tramos desde antes de nacer” o para quienes entiendan “la educación sin imponer ideologías”.


Sr.Arzobispo, me duelen profundamente sus palabras; no parece sino que ciertos partidos son el diablo y otros la encarnación de la virtud, cuando todos sabemos que el ansia de poder y gloria están en todas partes -incluida la Iglesia y lo que Cristo llamó sepulcros blanqueados-. No tengo por su edad que recordarle, la época en que las hijas de familia de misa diaria y buena posición social, acudían fuera de nuestras fronteras a deshacerse de una vida que pondría en peligro la buena fama y virtud de la joven en cuestión y el prestigio de sus progenitores. Ni tengo que recordarle, por sus estudios, la traición que la Iglesia católica, ha hecho a la verdad, desde las andanzas de los Borgia y otros obispos y Papas similares, a la negación de los avances científicos o la ocultación de los casos de pederastia por parte de miembros y organizaciones, asunto que tanto incomoda a los altos cargos de Roma.

Votar a un partido no da el marchamo de pureza evangélica, ni votar a otro, la de pecador infame. Muchos miembros de partidos de izquierda se han dejado la piel -literalmente- en la defensa de la dignidad, de la vida y de la libertad, de las personas; como muchos miembros de partidos de derecha, han actuado en defensa de sus propios intereses, haciendo que el fin justificara los medios. Y viceversa. Porque aquí no se trata tanto de partidos como de personas.

En un lado y otro, políticos corruptos, mercenarios en busca de su propio beneficio, mentirosos y traidores (hombres y mujeres). En un lado y otro, curas obreros, misioneros, apóstoles laicos, políticos responsables, luchadores por la verdad y la fidelidad a los principios más elevados (hombres y mujeres).

No me haga bandos Sr. Arzobispo o al menos no haga manipulación de las ideas. Debo recordarle por si no lo sabía -Usted que bajó a la mina- que hubo un tiempo donde a los mineros se les representaba con cuernos y rabo y se les llamaba "los sindiós", como si fueran monstruos surgidos del Averno; nada que ver con la lucha indomable de su trabajo y su dignidad personal y humana, muchas veces machacada y que afectó también a sus familias.

Sr. Arzobispo, ya que se ha tomado la molestia de entrar en campaña electoral, reconozca conmigo que no se puede generalizar, porque está ofendiendo a muchas personas que creyentes o no, se rigen por los principios supremos de la responsabilidad y del bien común;  y si quiere significarse, hágalo con su voto.

Como dijo un soldado alemán en la II Guerra Mundial, fusilado por sus propios compañeros por negarse a a matar a prisioneros rusos indefensos, "antes que las órdenes de los hombres hay que seguir la voz de la conciencia".
En tiempos oscuros, lo que hay que pedir no es una luz brillante que pueda deslumbrarnos, sino una lamparita que ilumine el camino delante de nosotros, para sortear las trampas que algunos quieren tendernos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario