Tengo querencia por las películas del Oeste, en especial por esas
de aire melancólico y paisajes crepusculares, donde sabes, desde el momento en
que el protagonista sale en la pantalla, que su futuro es dudoso; y si la peli
tiene una banda sonora melancólica a ritmo de balada, la historia tiene todas
las papeletas de acabar mal.
Imaginarse a Francisco Álvarez Cascos en el papel de personaje
atormentado con un destino fatal a ritmo de country, es un poco difícil, pero a veces es necesario dotar de un poco de
épica a situaciones que no la tienen en absoluto. Desde luego, desde el momento
en que Paco Cascos, aterrizó en Asturias con su proyecto político o con lo que
fuera la entelequia de Foro, opiné en todo lugar que pude que aquello era la
planificación de una trama para lograr poder y humillar más que a sus enemigos políticos
a sus antiguos compañeros de viaje; un deseo de poder enfermizo en busca de la
vendetta al mejor estilo siciliano.
Y para ello no le importó en absoluto utilizar a sus amigos y
correligionarios hasta el sacrificio, ejercer un control absoluto, no tolerar
la mínima disidencia, favorecer el descabezamiento de sus grupos locales cuando
ello suponía la eliminación política de posibles rivales, querer obtener en los
juzgados lo que las urnas le habían negado y actuar como un pequeño autócrata dentro
de su partido ya que quedaban lejos los días del general secretario.
Envuelto en las esencias de una Asturias de opereta y cruzada,
creyéndose Jovellanos redivivo, y el caudillo de una nueva Reconquista sobre
los infieles del PP, estuvo a punto de llevar a Asturias al desastre, pero ya
se sabe que los dioses vuelven ciegos a
los mortales cuando quieren perderlos. Desde los tiempos de Sergio Marqués
no le han importado más que sus propios intereses y deseos y no ha dudado en manipular
a quienes han confiado en él. Se vio con claridad en la deriva errática que ha
mantenido Foro en Asturias, en su gobierno
regional -Francisco el Breve- disuelto a espaldas de sus Consejeros, en la larga
sombra sobre su portavoz en la Junta General o sobre las actuaciones de la
alcaldesa de Gijón. Se ha visto con claridad en el anuncio de la huida que protagoniza
a cuatro meses de las elecciones y cuya razón es un misterio. Porque creerse
que su razón es garantizar la supervivencia de Foro, en alguien convencido,
parafraseando a Luis XV, de que “El Partido soy Yo”, es algo difícil.
Francisco Álvarez Cascos puede creerse un héroe de la política
incomprendido pero en realidad es un viejo pistolero al que le tiemblan las
manos y le falla la vista y según que asuntos, eso puede ser peligroso. A
veces, los antiguos amigos pueden meterse en un lío, si consideran que les has
vuelto la espalda o recobran súbitamente la memoria.
Sí, quizás después de todo, la larga cabalgada hacia la puesta de
sol, sea para Paco Cascos, demasiado épica. En todo caso, si tiene que sonar
música, podría ser una canción silbada con el título de Balada del desnortado y
el personaje mirando desde un prau hacia les víes del tren, igual que miren les
vaques, sin sentíu ningunu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario