miércoles, 5 de octubre de 2011

Vergüenza y desolación

Ayer, a costa de los recortes del Gobierno que preside Álvarez Cascos y sobre todo del anunciado cierre de la TPA, el foro de La Nueva España echaba humo y yo no podía dar crédito a lo que estaba leyendo. No sé dónde estaban los moderadores de este periódico, pero yo creo que durmiendo, y ya sabemos que el sueño de la razón produce monstruos. Muchos de los comentarios se saltaron algunas leyes que nos rigen y demostraron una absoluta falta de educación (la reglada y la ciudadana); leer algunas cosas –insultos, referencia a listas negras y declaraciones apasionadas de venganza-, producían un escalofrío en la espalda y retrotraían a tiempos que yo creía superados; tiempos marcados por el fantasma del fascismo, por una borrachera de odio, violencia y sangre. He vuelto a ver el nido de la serpiente, el cubil de la fiera.

El Sr. Álvarez Cascos, revestido de salvador de la patria, ha dicho que avanza con la firmeza de un elefante, pero los elefantes en sus avances lo que hacen es aplastar la hierba que es la que sufre. Estoy firmemente convencida de que va a utilizar para sus planes a Asturias y a la ciudadanía asturiana como un pañuelo de usar y tirar; unos planes que ni siquiera los miembros de su Consejo de Gobierno conocen: de ahí el patetismo de las comparecencias que han hecho, llenas de lagunas e inconsistencias. Para el Sr. Álvarez Cascos, heredero de una larga tradición que considera que el fin justifica los medios, todo vale, hasta sacar de sus cubiles a los perros de presa; lo malo es que cuando quieres volver a encerrarlos o te unes a ellos o se vuelven contra ti.

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