Desde su aparición en la escena política,
Iglesias Turrión ha tenido un recorrido fulgurante. Es indudable que tiene a
sus espaldas una carrera universitaria notable, en relación con sus intereses, pero
no más que la de miles de jóvenes que en este país y fuera del mismo, luchan
cada día por su futuro… Ha tenido eso sí, la capacidad de saber montar una
cuidada mercadotecnia que enfoque la luz sobre su persona, y como todos los
grandes manipuladores, se ha rodeado de los peones adecuados, del lenguaje
cuidadosamente deformado para su provecho y sobre todo de la utilización
descarada de la gente, esa de la que ha dicho “es su única patria”. Si tenemos en cuenta que entre sus logros
académicos está un Master en el que realizó cursos
de filosofía de los medios de comunicación y estudió teoría política, análisis
político del cine y psicoanálisis, la cosa más que clara, es cristalina.
No es tampoco baladí, el rodaje que Iglesias Turrión ha
tenido por los platós de televisión y que le ha servido para construir su
personaje como dirigente de Podemos; un personaje a medias entre el líder
obrero y el líder revolucionario con aires –nueva
política, lucha contra la casta- de neopijo con camisa blanca, ¡ay!, tan
tontamente imitada por algunos. Y en la creación de ese personaje ha echado
mano de todos los artificios posibles para su objetivo, entre ellos el de la
democracia popular a pie de calle.
En Febrero de 2014, en una entrevista para el Huffington Post
realizada por Pablo Machuca, el líder de Podemos decía: los círculos están abiertos a todo el
mundo, son espacios de protagonismo popular y tienen que tener su propio
recorrido a la hora de plantear qué quieren hacer. No queremos que sean espacios
en los que nosotros demos la consigna, sino instrumentos de la auto
organización de la gente. Y si siguen creciendo, se organizan y se empoderan,
esta campaña puede ser una excusa magnífica de recuperación del protagonismo
popular. Y si luego les damos un susto en las elecciones y las ganamos, no será
más que el inicio de un nuevo camino. No queremos dar la nota en esta campaña,
queremos ser la nota de una nueva canción que seamos capaces de componer entre
todos y todas.
Un año y medio después de estas palabras, Iglesias Turrión, impone un sistema de primarias para
garantizar el control de todos los puestos de salida, en las listas al Congreso
en las próximas elecciones generales; ya lo dijo Lenin "la
confianza es buena pero el control es mejor”. El líder de Podemos y su entorno –el Consejo
Ciudadano Estatal- deben haber considerado que vale más asaltar el poder que
los cielos. El descontento entre las bases podemitas es un hecho y Iñigo
Errejón, Secretario de Política, se ha apresurado a defender el sistema elegido
incluso antes de su presentación, lo que ha sonado a excusatio non petita accusatio manifesta. Podemos, que iba a reinventar la democracia y
ser el espejo en el que se reflejara la ciudadanía, sigue las pautas para
convertirse en un partido al uso.
En cuanto al líder de Podemos, ignoro hasta
donde le llevará su sobredosis de soberbia y si entre sus planes más próximos
se encuentra su propia “noche de los cuchillos largos”; en todo caso convendría
recordar lo que Lenin dejó escrito en su testamento, referido a Stalin: Convertido en secretario general, ha
concentrado en sus manos un inmenso poder, y yo no estoy seguro de que sepa
servirse siempre de él con la suficiente prudencia”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario