martes, 8 de octubre de 2013

Riego, otra vez en el cadalso

El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla, Manuel Moreno Alonso –ser catedrático no exime de decir tonterías- intenta desmitificar al general  asturiano Rafael del Riego, que encabezó la sublevación liberal de 1820, con epítetos  como “joven oficial escasamente conocido” “ascendido inmerecidamente” o persona “con temor a embarcarse para América”…
Acusar a Riego de cobardía y poca preparación es cuando menos curioso. Se formó en el grado de Leyes y Cánones en la Universidad de Oviedo, comenzó su carrera militar y se batió el cobre en la guerra de la Independencia, luchando por su patria y sirviendo a la Corona prisionera en Bayona –según las noticias oficiales- lo que le valió la prisión y la deportación a Francia, donde entraría en contacto con las ideas revolucionarias; en ellas la influencia ilustrada asturiana fue indudable. A su regreso a España, fue ascendido por méritos de guerra y juró la Constitución de 1812 (la primera liberal de España)

El profesor Moreno Alonso, que con gracejo sevillano llamó en su momento, “pandilla de pardillos” a los diputados de Cádiz, quizás olvida que mientras éstos se daban a sí mismos y al país una Constitución –imperfecta, pero Constitución al fin y al cabo- y los españoles de dejaban la piel y la sangre luchando contra el ejército invasor, Fernando por mal nombre llamado el Deseado, había abdicado en José Bonaparte y agobiaba a Napoleón, pidiéndole más comodidades en sus habitaciones, dinero para sus gastos y fracasado su intento de casarse con la hijastra del Emperador, ponía su interés en la hija de José. 

No sé si Riego era consciente en ese momentos del rey ignorante que volvería a ocupar el trono de España y lo que esperaba a los liberales (no hay más que leer el Manifiesto de los Persas) pero pronto se daría cuenta que Fernando VII era un cobarde y un felón, que iba con los de la feria y venía con los del mercado. Y por si fuera poco, perjuro porque aquél “vamos juntos, francamente, por la senda constitucional”, le duró el tiempo que le permitió planificar la destrucción de quienes habían confiado en él.

A mi parecer, Manuel Moreno Alonso, olvida la premisa de todo buen profesional en el quehacer histórico: consultar fuentes diversas y contrarias para equilibrar la verdad de los hechos y ser objetivo; está muy feo, publicar un artículo donde se manipulan las cosas para que se adapten a nuestra ideología o a la política -cierta forma de hacer política- del momento; salvo que el señor catedrático, aspire al título de historiador de cabecera.

Un ejemplo es la cita sobre que "Riego alimentó el descontento de sus soldados al decirles no sólo que iban a ser alejados de su patria en buques podridos, sino que alegó que lo iban a hacer para llevar una guerra injusta al nuevo mundo"; y en ella, encuentra el profesor sevillano el mejor ejemplo de cobardía. Y para ello se salta a Montesquieu, Rousseau, la revolución americana, la francesa, la trayectoria de Riego y lo que haga falta; ¡con un par, mi armaaaa…! Riego, anticipó sin saberlo, los barcos podridos que llevaron a la armada española al desastre del 98, la carne de cañón, sustituta de los hijos de los ricos, de los pobres hijos de campesinos y obreros en Cuba y Marruecos, mientras en España, reyes ineptos y políticos corruptos, hacían negocios… ¿Les suena?

Lo cierto es que el único cobarde de esta historia, se llamaba Fernando de Borbón, que se ocupó personalmente, como el ser mezquino y rastrero que era y que tan bien retrató Goya, de vengarse de Riego y regodearse en su fin y en la persecución de sus amigos , asegurándose, en un gesto de clara rapiña, que las pocas propiedades del general, necesarias para la subsistencia de su familia, pasasen a la Corona.


España perdió con los liberales que apoyaban a Riego (que se había apartado del poder) la posibilidad de engancharse a un sistema parlamentario al modo inglés y tuvo que cargar con la herencia envenenada de Fernando VII y sus sucesores, que abrieron un periodo de retroceso político, social y económico. Todo lo demás es historia y por supuesto demonizar todo lo que suene a república y democracia en el más amplio sentido de la palabra.

domingo, 6 de octubre de 2013

La naturaleza del escorpión

En una fábula, atribuida a Esopo, un  escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido elección, es mi naturaleza".

La naturaleza de algunas personas funciona como la del escorpión de la fábula de Esopo. Les importa muy poco las consecuencias de sus actos, aunque dichos actos les conduzcan al desastre. Un ejemplo claro lo tenemos en esa entelequia llamada Foro, creada por y a mayor gloria de su fundador. El señor Álvarez Cascos, a espaldas de quienes confiaron en él y en su proyecto, se dispuso a cruzar un río de aguas revueltas, con el afán de llegar a la orilla del poder, sano y salvo. Pero esa travesía está lastrada por el afán enfermizo de controlarlo todo, de no tolerar la mínima disidencia, de planificar una trama destinada a humillar a sus enemigos a costa de sacrificar a sus amigos, de evitar la crecida fruto de un enmarañado tapón que puede romper en cualquier momento; y en esea itinerario quienes pensaron que una alianza con él, sería un buen negocio, al contar con un aguijón venenoso al servicio de sus intereses, se encuentran como la rana de la fábula. 

Se vio y se ve con claridad en la deriva errática que desde 2011, mantiene Foro en Asturias: el  gobierno regional de Francisco el Breve, la caótica navegación gijonesa, el querer obtener en los juzgados lo que no han obtenido en las urnas, las peleas a lo puñalada trapera… 

A estas alturas del espectáculo, la poca lástima que sentía por las personas que se dejaron embaucar por el proyecto de quien aspiraba a satisfacer su ansia de venganza, poder y gloria, ha desparecido; quien pone su futuro en manos de un embaucador, se merece los reveses que le sobrevengan… Sin embargo, sigo contemplando entre el asombro y la risa, a esas incautas ranitas que han confiado en un peligroso compañero de viaje; el ansia de mando es contagioso, casi orgásmico en algunos casos, pero también comprometido cuando se viaja a la espalda de quien no puede dejar de ser fiel a su naturaleza, aunque ello suponga el hundimiento de sí mismo y de quienes le rodean.  

domingo, 8 de septiembre de 2013

La ciega soberbia

Decía S. Agustín, que la soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.

Los miembros más preclaros del PP, con Rajoy a la cabeza, llevan encaramados a la soberbia desde que obtuvieron la mayoría absoluta. El subidón de adrenalina al tocar poder les hizo ponerse por encima del bien y del mal y tomaron como materia de actuación, la idea de que se estaba con ellos o contra ellos. El enemigo a batir eran los profesores, los médicos y otros funcionarios públicos en particular y trabajadores en general, los estudiantes, los jóvenes y los ancianos… y todo aquél que fuera contra su  programa político basado en el engaño.

A gusto con la soberbia, Soraya Saéz de Santamaria, en estado perpetuo de éxtasis cuando habla su inmediato superior; inundado de soberbia, Wert con su Ley de Educación, discriminadora y para ricos; enfermo de soberbia Luis de Guindos, que dada su trayectoria en las finanzas internacionales, es como poner al zorro a cuidar a las gallinas; pletórico de soberbia, Montoro, que es un perseguidor incansable de evasores fiscales que no sean de su ideología; ciego de soberbia con su marca España, García Margallo; levitando de soberbia, Fátima Báñez, con su bajada de 31 parados menos en Agosto; armado de soberbia, Morenés y sus intereses en fábricas del ramo; encendido de injusticia y de soberbia, Ruiz Gallardón y sus distintas varas de medir; inyectándose en vena grandes dosis de soberbia, Ana Mato y su reparto de la miseria sanitaria y social; luciendo un soberbio moreno pijo de España, Soria y su incapacidad de gestionar la industria de este país; jugando con la pelota de la soberbia a ver quién la toca más veces, los que quedan… Y soberbio hasta la hinchazón enfermiza, síntoma de la corrupción interna, el presidente Rajoy, mano de hierro con los débiles, guante de terciopelo con los fuertes, incapaz de decidir si sube o baja la escalera de su gobierno, imponiendo austeridad y reformas draconianas  para salvar la crisis, que recaen sobre las espaldas de la ciudadanía.

En este empacho de soberbia, sin miedo a reventar, tocaba gastar millones de euros en una candidatura para convertir a Madrid en la futura prima donna del deporte mundial, a mayor gloria del gobierno Rajoy, que tendió la mano a Ignacio González Eurovegas, presidente comunero de acrisolada experiencia en negocios estrella, y a Ana Botella de Aznar, que tiene “su” alcaldía, como antes las damas de posibles, tenían “sus” pobres. La política hace extraños compañeros de cama, pero todo vale (incluso la realeza en horas bajas) para desviar la atención y tapar el olor a mierda, aunque se disfrace de cantos patrios y dignidad nacional, modelo F. F. Bahamonde.

Alguien dijo una vez que uno sabe que el mundo se ha vuelto loco cuando el mejor rapero es blanco, el mejor golfista es negro, los suizos ganan la Copa América de vela, Francia acusa a EEUU de arrogancia y los alemanes no quieren ir a la guerra.     

Yo añadiría que también cuando quienes suelen llevar en sus genes el gusto por el paso de la oca, se declaran entusiastas de las carreras olímpicas. Confío sin embargo que con ellos y ellas, ocurra lo que decían los clásicos: cuando los dioses quieren perder a los hombres los vuelven ciegos. De soberbia, claro.

viernes, 16 de agosto de 2013

Música con cascos

                                                          
Soy de naturaleza delicada –la flor de la maravilla dice mi madre- y mucho me temo que he pillado algo contagioso: en ocasiones oigo tangos. Cómo el otro día estuve de paseo por el muro de Gijón, he pensado que quizás me ocurre lo que al ilustre Concejal de Educación y Cultura, el señor Carlos Rubiera, que en cuanto camina un poco, le sale una composición fané y descangayada.

Los primeros síntomas comenzaron con la comparecencia del Sr. Rajoy en el Congreso; eran unos compases familiares pero a los que no conseguía dar forma…La cosa se agravó con la mala memoria del señor Arenas y, el testimonio del señor Álvarez Cascos fue la puntilla; mientras me preguntaba cómo alguien al que llamaban el General Secretario, también acudía a la desmemoria o echaba la culpa a los subordinados, escuché con claridad: …hoy resulta que es lo mismo, ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador…  El lavado de manos de Dolores de Cospedal, aumentó el volumen de la voz arrastrá que cantaba aquello de… no hay aplazaos, ni escalafón, los inmorales nos han igualao… Cuando llamé al médico, Gardel entonaba a mi lado… que falta de respeto, que atropello a la razón, cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón; y cuando el doctor me preguntó que me pasaba, Carlitos y yo íbamos por… el que no llora no mama y el que no afana es un gil… Se presentó enseguida y dejó que me desahogara canturreando lo de… no pienses más, sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao. Es lo mismo el que labura, noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley….

Mi médico me ha recomendado descanso informativo y lecturas ligeras; de todas formas cuando se iba, ha sonreído con aire misterioso y ha dicho, “ánimo, nadie tiene la memoria suficiente para mentir siempre con éxito”. No sé si he superado la enfermedad, pero en todo caso espero que la próxima vez que vaya al baño –el mismo lugar en el que al Concejal Rubiera le salen muñeiras- Elvis me rodee la cintura y entone para mí El rock de la cárcel; sería un buen presagio.



viernes, 2 de agosto de 2013

Sobre enemigos y compañeros de partido

Además de que en la intervención del día de ayer, el Sr. Rajoy, no aclarara con pruebas de peso, nada del asunto Bárcenas, es increíble que siga insistiendo en el peso de la mayoría absoluta que le dieron las urnas, con el mismo talante que emplearía un rey absoluto apoyándose en el peso de la púrpura. Olvida el Sr. Rajoy, que esa mayoría de las urnas, se la dio parte de la ciudadanía -en la que no me incluyo- gracias a un programa electoral que ha incumplido de la cruz a la raya.

Puede admitir su error, puede decir que se equivocó..., pero miente; y si no miente, es que no se entera de lo que pasa en su propia casa, lo que es muchísimo peor. Por supuesto, no va a dimitir, agarrado a la tabla de los votos obtenidos, salvo que el escándalo alcance las proporciones de una ola gigantesca que le arrastre a él y a toda la cúpula del partido. De todas formas, y aunque la marejada lleva meses aumentando de forma gradual, la personalidad de don Mariano le empuja a aguantar el tirón, esperando que amaine el temporal, porque como buen gallego espera que el tiempo resuelva los problemas, lo que me hace recordar la anécdota –si non è vero è ben  trovato-  que su paisano Don Francisco, tenía un sistema de gestión muy sencillo que se basaba en dos bandejas, una de “asuntos que el tiempo resolverá” y otra de “asuntos que el tiempo ha resuelto”. El señor Rajoy confía en ese sistema, olvidando que su tiempo de legislatura tiene un límite y que en todo caso ni las personas ni los grupos políticos son eternos. Y en el caso Bárcenas -como en tantas otras cosas-, el presidente del PP y su partido han jugado a dejar correr el tiempo y a enredar con la eternidad, ignorando que el primero acaba por poner a cada uno en su lugar y que ni siquiera los dictadores disfrazados de demócratas son eternos, aunque como una Casandra de medio pelo, anuncie un sinnúmero de males por causa de los malos españoles que jalean mentiras y contribuyen al deterioro de la imagen de nuestro país en el exterior y a poner en peligro la mejoría experimentada.

Después del “todo es falso de toda falsedad”, del “todo es falso salvo alguna cosa”, del “finiquito diferido” y algunas sinrazones y tonterías más, el Presidente del PP y los suyos, siguen pensando que la ciudadanía española es idiota. Ahora toca lo del “haber confiado en un falso inocente y no cometer el delito de encubrir a un presunto culpable” y “la asombrosa e imaginativa colección de falsedades”… Por cierto, Bárcenas acumula –salvo el periodo en que se evitaba nombrarlo- nuevos epítetos a su nombre: falso inocente, presunto culpable, asombroso e imaginativo, que se unen a señor, susodicho y Luis el cabrón…, lo que junto a los ejercicios de manipulación del lenguaje, para no llamar a las cosas por su nombre o que no te cojan en un renuncio, que tanto gustan al PP, le dejan a una en estado  de asombro permanente; por ejemplo, decir que “se han pagado remuneraciones complementarias” para que la masa no recuerde que se dijo que “en el PP nunca se han pagado sobresueldos”.

Y por si el bochorno de lo visto no hubiera sido suficiente, el diputado por Asturias de Foro, Enrique Álvarez Sostres, que había ido a hablar de su libro o más bien del de su jefe de filas –muy ocupado con querellas en defensa de Paca, Tola y Furaco- , se descolgó con una regañina a Rajoy por la patada en el culo a Francisco Álvarez-Cascos; eso sí, en el mejor estilo pepero de circunloquios, hablando de impedir la llegada de “nuevos liderazgos conocidos y menos conocidos”. Luego, se dedicó a dar patadas en la espinilla al Presidente de Asturias, como un gamberrete malcriado sobre cosas que ni era el lugar ni era el momento para tratarlas; digo yo que sería una especie de circulo protector para no conjurar a las meigas gallegas o las bruxas luarquesas que trajeran las voces lejanas de un General Secretario y de un Tesorero fiel, a ninguno de los cuales nombró.

Ya lo dijo Adenauer “hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido”. Fin de la cita.







domingo, 21 de julio de 2013

Rajoy y la legitimidad

Añoro los veranos donde las imprentas de los periódicos y las emisoras de radio y televisión, exprimían a la alegre muchachada de guardia, para obtener una noticia de interés que animara la mañana de paseo y vermut y la tarde de siesta. Desde hace tiempo, la actualidad no se toma vacaciones y, aunque ya no se lleva la orden de “paren las rotativas” o los teletipos con crisis cardiacas, la inmediatez de Internet o los trending topic, recorren las venas de un país que se nos está yendo al carajo.

Don Mariano Rajoy, desembarcó con armas y bagajes en el Gobierno de la nación y a modo de un personaje canalla de Los gozos y las sombras, se dijo mirando al programa electoral, aquello de “prometer hasta meter y después de metido nada de lo prometido”. Luego, al atropello siguió lo de “mantenella y no enmendalla” y las personas hipotecadas al borde del desahucio y las tocadas por el paro, se convirtieron en gente que había vivido por encima de sus posibilidades; los estudiantes en enemigos públicos; los médicos y profesores en vagos y acomodados; y la cultura y la investigación en elementos prescindibles. Al final la borrachera de poder del señorito, la paga la España humillada y ofendida que no encuentra defensa ni en su casa ni fuera de ella, ni siquiera cuando los oscuros negocios y tejemanejes de quienes la gobiernan empiezan a brotar. Y cuando la mierda empieza a emerger, es que las cañerías están repletas y por muchas ruedas de prensa dirigidas, pantallas de plasma sin opción a preguntas, cómodas intervenciones internacionales o sonoros silencios que bordean peligrosamente el poder dictatorial, el hedor se vuelve insoportable.

Ahora, don Mariano, en la reunión en Mallorca, con parte de los ministros de Asuntos Exteriores de la UE –las cifras varían según los medios entre 12 y 18 de los 28 invitados- se ha crecido para afirmar que “es en las elecciones donde los pueblos legitiman a sus representantes para ejercer las responsabilidades de gobierno”. Se le olvidó añadir que siempre que no se use el engaño o directamente la mentira, para obtener el respaldo de las urnas; tampoco creo que haya recordado que Hitler fue conquistando el poder en sucesivas elecciones legítimas. Otra cosa es lo que después se hace con él, en manos de quien se delegue o a que grupo de presión burocráta-financiero se entregue, traicionando la soberanía nacional.

Siempre he temido más a los idiotas que a los malvados, porque contra éstos sabes que tienes que preparar todas tus defensas, pero contra aquellos ignoras de donde te llega el desastre que han provocado. A esa conclusión debió haber llegado Mark Twain, cuando dijo que “se puede andar con una pistola cargada, se puede andar con una pistola descargada, pero no se puede andar con una pistola que no se sabe si está cargada o descargada”.  

Llega un momento, por mucha Marca España que se diseñe, que si la Jefatura del estado no es ejemplar, el ejecutivo es un gobierno dirigido por entidades supranacionales, el legislativo está prisionero de una mayoría absoluta con ínfulas de “ahora os vais a enterar” y el presidente del Constitucional oculta su militancia en el partido del  régimen (lo de Twitter -Juan Carlos Gafo dixit- no deja de ser una anécdota), se le están dando patadas en el culo a Montesquieu, Rousseau y Voltaire  y extendiendo la mano abierta a “el fin justifica los medios” de Maquiavelo. Pienso en Jovellanos moribundo “…nación sin cabeza, desdichado de mí”.



domingo, 19 de mayo de 2013

Después de mi, el diluvio

Con la primavera que estamos sufriendo, donde el agua ya no es que caiga de los cielos, sino que parece brotar de las profundidades y anegarnos, el título que antecede, me parece bastante apropiado para encabezar unas líneas de opinión sobre el proceso que vive el SOMA-FITAG-UGT, tras la renuncia a la Secretaría General de Fernández Villa.

José Ángel Fernández Villa, sin el que no puede entenderse la historia del SOMA y de las Cuencas Mineras, ha sido uno de esos dirigentes que a fuerza de estar en primera línea, en este caso de la lucha obrera, se ven incapaces de delegar en quienes les rodean, de confiar en sus compañeros de viaje y de facilitar -sin que haya que hablar por ello de un Delfín a la espera de la herencia- la formación de un sucesor.

La adicción al poder es un mal de casi imposible cura, incluso cuando el enfermo se retira a sus cuarteles de invierno, afirmando que su tiempo ha pasado pero convencido de que nadie puede sustituirle y debe seguir manteniendo las riendas bien sujetas, porque la alternativa es el caos; incluso aunque se hable de decepciones teñidas de traición.

Pero si mala es la adicción al poder, peor es la atonía de quienes se han mantenido a su cobijo, creando un círculo protector construido de elogios y adulaciones, sin asomo de crítica, sin energía para hablar con realismo, temerosos de perder el pan y la sal. Las elecciones a la búlgara, son de suyo poco saludables para la renovación y el fortalecimiento político o sindical, porque lo que producen son organismos fondones y poco ágiles, acomodados y sin fibra para afrontar los nuevos tiempos.

Lo que me llama poderosamente la atención, sin embargo, y dada la rapidez con la que se puso en marcha la sucesión de la Secretaría del SOMA, indicando que las posiciones estaban bien definidas, es cómo el proceso se ha complicado de una forma tan notable. Pero como dijo Antonio Gala, el poder es como el nogal; no deja crecer nada bajo su sombra. Y la de Fernández Villa es todavía muy alargada para que la persona que lo sustituya no quede oscurecida por ella. Eso y que tan larga dirección unipersonal -Comisión ejecutiva o no- ha producido demasiadas fidelidades y demasiadas desconfianzas, que enconan el debate entre el “no podemos” y “el no queremos”.  En el fondo, responden a los mismos estímulos que los herederos de cualquier legado, repartiendo el mismo tras la desaparición o la marcha de quien lo tuvo unido bajo un cetro poderoso o una mano férrea.


Lo que yo me sigo preguntando a estas alturas, es lo que realmente significa la frase, después de mi el diluvio, atribuida al rey Luis XIV; hay dos opciones: tras de mí el caos o yo me voy, arreglaros como podáis.  

jueves, 9 de mayo de 2013

Cañones o mantequilla (una reflexión histórica-educativa)


Los voceros del régimen gritan que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y mientras inyectan sangre fresca en el sistema financiero, nos señalan con el dedo acusador. Ocultan los chanchullos urbanísticos, los pagos bajo manga, los sobresueldos, el dinero oculto en paraísos fiscales o las cuentas en bancos del país del reloj de cuco, que por cierto, es un pájaro oportunista y ladrón.
Pero tampoco, la ilustre oposición –y excluyo al sector de los iluminados- ha sido capaz de enfrentar los malos tiempos y desafiar con la dignidad de su historia, a quienes aplastan la dignidad de la ciudadanía. No estamos en la Europa decimonónica pero les ha faltado un poco de  fibra libertaria y les ha sobrado otro poco de grasa burguesa.

Mientras, la gente del común sufre la negra sombra de la crisis y del paro, familias de varias generaciones ensayan la técnica del alambre y un hombre honrado se cuelga del cuello ante el desahucio que llama a su puerta, cuando quizás a quien habría que colgar, mayormente de los pulgares, es a quienes están robando la esperanza y el futuro.
Estamos en guerra, una guerra económica pero guerra al fin y al cabo, donde  se vuelve a hablar de aquello que dijo Goebbels, ministro de propaganda nazi, cuando afirmó que había que decidir entre cañones y mantequilla. O dicho en términos actuales políticamente correctos, hay que optar entre austeridad y despilfarro.
Es curioso oír hablar con gesto pomposo, de austeridad, a gente que ha hecho negocio de casi todo y que ha vivido, vive y vivirá  al sol que más calienta; y duele como una herida abierta, que despilfarro sea para esta tropa, los derechos fundamentales y los servicios públicos, conseguidos y construidos cuidadosamente durante años.

En esta línea y referido a la Educación Pública, la LOMCE que se acerca, supone un torpedo en la línea de flotación de la enseñanza pública de este país. El afán privatizador del Gobierno raya en un ansia enfermiza por controlar la educación desde parámetros empresariales de beneficios y pérdidas, cosa que encaja como un guante en los experimentos de un Sociólogo metido a ministro de Educación, con los centros escolares convertidos en empresas con cuenta de resultados y ranking corporativo.
La LOMCE supone dejar fuera del sistema al alumnado más vulnerable por razones intelectuales, sociales o económicas: van a desaparecer las horas de apoyos y refuerzos; se eliminan ayudas para comedores, libros y transporte; se obliga a concretar las opciones de estudios en edad más temprana, cuando todavía no se ha definido con claridad la personalidad del alumnado; se esfuman asignaturas y modalidades en la ESO y Bachiller, dejando la mayor variedad para los centros escolares urbanos y centrales, con lo que los periféricos y sobre todo los del mundo rural, van a sufrir, además de la económica, una discriminación intelectual; hay un intento claro de desmantelar la Formación profesional; y aumentan los obstáculos y las trabas para acceder a la enseñanza superior.
La LOMCE además, constituye en sí misma el máximo recorte posible, pues blinda con rango de ley, todos los ajustes ejecutados hasta ahora y los que se quieran ejecutar en adelante.
Pero si todo lo anterior no fuera suficientemente grave, la LOMCE supone abrir las puertas al acoso y derribo sobre los sistemas democráticos que rigen en los centros escolares y uniformizar ideológicamente a la ciudadanía desde las aulas: se controlarán los currículos para hacer desaparecer “materias peligrosas” como la Educación para la ciudadanía o se consolidará la Religión como materia evaluable en la ESO y Bachiller y sumatoria para la nota final de cara al acceso a la Universidad, con el agravio comparativo que supone para el alumnado que no curse esa materia; se anularán  las competencias de los Consejos escolares; y se controlará la elección de la dirección de los centros, dando la posibilidad a la misma, de la contratación y despido del profesorado, creando “colegios e institutos” a la carta, que recibirán el pan y la sal, cuanto más afines sean al pensamiento oficial. Algo que encantará a los jóvenes cachorros del PP, que impulsaron no hace mucho una campaña de denuncias contra los profesores que en el ejercicio de su libertad de cátedra, se mostraran desafectos a las políticas de su partido.

Se trata al final de hacernos creer que la situación actual económica, política y social no tiene otra salida, que debemos optar por cañones o mantequilla, y que esa opción es la que hay que asumir dejando de lado nuestros derechos y retrocediendo en los avances conseguidos. Pero "una  vez que un gobierno tiene a un pueblo a sus pies, una vez que se ha hecho con su conciencia, entonces es capaz de hacer con él lo que se le antoje". Esto último también lo dijo Goebbels.


miércoles, 1 de mayo de 2013

Profesores para el futuro, no enemigos públicos



Quizás convenga, puesto que el tema despierta y despertará mucha polémica –a raíz del llamado pago del verano al profesorado interino de enseñanza- explicar  a la opinión pública asturiana, la situación profesional y personal de este colectivo tanto en  Primaria como en Secundaria.

Conviene ante todo, hacer un poco de historia. En 1998, se convocaron las primeras Oposiciones autonómicas de enseñanza en Asturias; la Oferta Pública fue mínima, y a partir de entonces discontinua, según años, especialidades y plazas vacantes –por cierto, pírricas- y que no cubrían y no cubren de lejos, las necesidades reales de profesorado. A ello hubo que sumar convocatorias de última hora o cambios de legislación y temario; a título de ejemplo, en 2011 se cambió el temario de Secundaria y cuando muchos opositores ya lo habían adquirido y estaban trabajando sobre él, en los primeros meses de 2012 se volvió al antiguo, para terminar descartando realizar oposiciones. Todo ello conlleva para el profesorado interino, un sube y baja no apto para cardíacos, donde tienen que compaginar un trabajo intelectual intenso a lo largo de la mañana  con muchas horas de estudio en la tarde y en el tiempo libre; y por cierto, conviene recordar que los exámenes –cuando tocan- se realizan cruzándose con las últimas jornadas de curso, mucho más cargadas de responsabilidades dentro y fuera de las aulas.

En el actual sistema de acceso, hay tres pruebas: un primer examen por escrito de un tema a sorteo de los que forman las distintas especialidades y que dependiendo de las mismas, están por encima de los 70 temas; un segundo examen que consiste en elaborar y defender ante el tribunal, una unidad didáctica de ese mismo temario o de la Programación Docente, que presente el candidato; y un tercer examen, que es la defensa de la Programación Docente de un curso académico. Esos tres exámenes son eliminatorios y sólo en el caso de aprobarlos, se suman méritos de formación y experiencia laboral. Los que logran obtener plaza y destino, pasan a ser funcionarios docentes en prácticas y tras un curso escolar, se les nombra funcionarios de carrera. Los demás ocupan plazas de funcionarios interinos, concurriendo cada año a las vacantes que oferte la Consejería de Educación o cubriendo bajas por enfermedad o plazas temporales por otros motivos. Cuando hay nuevas oposiciones, tienen que volver a presentarse y los aprobados previos no sirven para nada.
A los opositores los examinan personas que unos días antes eran compañeros y pasan a ser elegidos por sorteo para unas pruebas en las que la mayoría no quieren estar, por la responsabilidad que representa y la sobrecarga de trabajo, también a final de curso; unas pruebas donde los aspirantes se juegan el poder seguir trabajando, si no pueden acudir por cualquier circunstancia adversa y donde una parte sustancial de las mismas, responde a un discurso memorístico y totalmente subjetivo a un lado y a otro de la mesa. Unas pruebas a las que acuden –Asturias es tierra generosa- aspirantes de Comunidades que no convocan en ese momento, Comunidades que muchas veces han negado a los asturianos, el pan y la sal, con criterios de idioma, puntuación y otros recursos para beneficiar a sus coterráneos. En todo caso, el número importante de profesorado interino que ha ido acumulándose en Asturias, es fruto de un sistema caduco y poco ágil, que lastra y atasca la forma de acceso a la Función Pública.

Los que sufren esta situación han pasado por todo y se han adaptado a todo. Al principio, sustituciones de 3-4 meses, con lo que ello supone: llegar a mitad de curso, no trastocar mucho el trabajo de la persona a la que se sustituye, no alterar demasiado el ritmo del alumnado, y cuando se tienen las cosas controladas, vuelta a empezar… Quienes tienen vacante para todo el curso, se encuentran en mejor situación profesional, pero para muchos es difícil conciliar la vida laboral y familiar porque dependiendo del destino, tienen que alquilar una casa o enfrentar largos kms. de ida y vuelta durante toda la semana, con el gasto y desgaste físico y mental que conlleva; también se hace muy difícil participar en proyectos de centro porque un curso se puede  colaborar, pero al siguiente se estará en otro destino, ya que no siempre la posición en la lista coincide con la vacante más favorable. 

En estos años, las necesidades en los centros docentes, se han cubierto tirando del colectivo que por razones de conseguir méritos pero también por afán vocacional, ha seguido formándose como educadores (siempre fuera del horario lectivo) y batiéndose el cobre en el trabajo diario de las aulas, que es mucho más que las horas de clase propiamente dichas. En el trabajo y con los años, se va pasando por todos los niveles, según materia y especialidad, de Primaria, ESO, Bachiller, Módulos de Formación Profesional, PCPI, Diversificación y Orientación; y a lo largo del curso, se realizan tareas de tutoría, de Guardia, horas de apoyo a alumnos que necesitan una atención más personalizada, se recibe a padres o se les llama por teléfono, hay reuniones con los compañeros como Equipo Docente, como Tutores, con los Equipos de Orientación, reuniones de Departamento, sesiones de Evaluación, preparación de informes, seguimiento de faltas y tareas administrativas de lo más variadas; a ello hay que unir las horas de preparación de clases, corrección de exámenes y trabajos, revisión de tareas diarias…, que se extiende a las tardes, fines de semana y periodos vacacionales del curso, si es necesario. Y a todo esto hay que sumar cuando toca, estar en Pruebas de Diagnóstico, en Tribunales de pruebas libres de ESO, y en todo lo que implica ser miembro de un Claustro de Profesores de Centro Escolar. ¡Ah!, y no olvidemos, Jornadas culturales y actividades complementarias y extraescolares, que no son una manera de romper la rutina, sino más horas de trabajo y mucha responsabilidad hacia el alumnado a su cargo. También, y no son una rara excepción, que se ocupen Jefaturas de Departamento o Jefaturas de Estudios adjuntas.
Todo lo anterior, implica que el Profesorado interino no va a cubrir el expediente, que se involucra más allá de su especialidad, participando en actividades, aportando ideas, exigiendo responsabilidad, trabajo y esfuerzo y actuando en consecuencia; es decir, sin nada que les diferencie –salvo un status laboral- del funcionariado de carrera, pero estando sometidos un poquito más que ellos, a los vaivenes de la crisis y que les afecta en su vida profesional y personal.

Habiendo conseguido algunos derechos que les acercan al funcionariado de carrera y realizando las mismas tareas, no tienen ni de ni lejos la misma consideración. Este curso han compartido con el profesorado de carrera, el aumento de horas de trabajo y el recorte de salarios –incluida la paga extra-, pero se añadía el agravio comparativo de que el 30 de Junio se acababan unos contratos que desde hace años se firmaban hasta el 10 de Septiembre y se enlazaban con el del siguiente curso: es decir, que ni se cobraría el verano, ni se sumaría experiencia laboral. Parece dicho así que al colectivo de profesorado interino solo le interesaba el tema económico, pero la situación tenía un calado mucho más profundo, que afectaba a su prestigio como docentes, porque suponía que no se iban a realizar las labores de atención al alumnado en las posibles reclamaciones de Julio –mes en que el profesorado debe estar a disposición de la Administración- exámenes de Septiembre, firma de actas, labores de tutoría y departamentales, preparar informes y cerrar el curso, con un alumnado con el que se fue trabajando, conociendo y evaluando, a lo largo de los distintos trimestres.

Cuando la Consejería de Educación, analizando pros y contras, ha rectificado y dado marcha atrás, este profesorado, se ha visto puesto en la picota social, y maltratado amparándose en el anonimato de las redes, con esa característica tan española de buscar una cabeza de turco, dejando irse de rositas a los verdaderos responsables de la situación catastrófica que vive nuestro país y cargando contra quien no tiene ninguna culpa, si se analizan con detalle, lo que narro en líneas anteriores, y se deja de lado la costumbre –también muy propia de este país- de hablar sin informarse o manipular la verdad.

Francisco Giner de los Ríos, escribió hace muchísimos años que “de todos los problemas que interesan a la regeneración político-social de nuestro pueblo, no conozco uno solo tan menospreciado como el de la educación nacional…  La educación es escudo y defensa de la nación”. Parece que no hemos aprendido nada y que el enemigo público son quienes forman un capital humano que no puede despilfarrarse, quienes educan a la futura ciudadanía de este país, defendiendo a capa y espada una enseñanza de calidad, igualitaria, progresista y pública.






jueves, 4 de abril de 2013

Cada uno en su nivel, el que la pilla pa él

Las emisoras y las rotativas de los periódicos echan humo por la noticia de la imputación de Cristina de Borbón en el caso Nóos y parece que para algunos se están cayendo los pilares de la tierra, porque una Infanta de España tenga que declarar ante un Juez.

Se olvida –o eso se da a entender- que estamos en el siglo XXI y no en el Antiguo Régimen; esta es una sociedad de ciudadanos, no de súbditos, y si alguien tiene que dar explicaciones ante los tribunales, deben ampararle sus derechos constitucionales y las garantías jurídicas, nada más; y que cada quien responda de sus actos. Al menos si es verdad lo que el Rey dijo sobre que “la justicia es igual para todos”.

No parece entenderlo así José Manuel García Margallo, Ministro de Asuntos Exteriores, si tenemos en cuenta sus declaraciones “de que esto se sustancie con rapidez  porque no beneficia a la Marca España”. Y ha añadido que "cualquier cosa que afecte a una institución que ha sido capital en la Transición española y que es capital para el prestigio de España en el exterior, causa enorme preocupación en el Gobierno”.

Convendría recordarle al señor Ministro que no hay mejor patrocinio para un país que exportar la imagen de un Gobierno coherente con sus promesas de gestión para resolver los problemas del país y preocupado por el bienestar de la ciudadanía. Escandalizarse ahora, con la que ha caído y está cayendo, sobre todo en el entorno del Gabinete Rajoy y en la sede de Génova, tiene bemoles. De todas formas, si tiene dudas sobre el verdadero significado de la Marca España, yo creo que debería preguntar a las personas de este país en paro, desahuciadas o que simplemente han visto empeorar su día a día en los últimos años.

Por otra parte, convendría ir superando esa adoración sacrosanta por el papel que la Corona jugó en la Transición y en momentos críticos como el 23F, que tan bien nos han vendido. Superada la edad de la inocencia, tengo la convicción de que el  Rey jugó sus bazas por interés dinástico de quien tuvo que hacer muchos pasillos y que por una vez, olvidó la larga tradición de los Borbones, de ir con los de la feria  y venir con los del mercao.

Además, no se puede defender contra viento y marea a quienes parecen haber olvidado el lugar que ocupan y del que tanto alardean, fallando en la coherencia y el ejemplo que deben dar, porque al final ocurre lo que siempre me dice alguien muy cercano a mí y a quien he pedido el copyright: cada uno en su nivel, el que la pilla pa él.


domingo, 10 de febrero de 2013

Uno de los nuestros


El PP es un partido al borde de un ataque de nervios, sin distinguir entre altos dirigentes y cargos de segunda fila. No hay más que ver la penosa comparecencia de la directora de la Agencia Tributaria, Beatriz Viana. De sus palabras se puede suponer que si alguien -no citó nominalmente a Bárcenas- hubiese asesinado a alguien, eso sería un delito y otra cosa los ajustes de sus declaraciones con la Agencia Tributaria; vamos, que la señora Viana acabó como la censura franquista en la película Mogambo: por encubrir una infidelidad matrimonial, convirtió la relación de los protagonistas en un incesto de padre y muy señor mío. El “no sé ni lo que he dicho” a micrófono abierto y la cara y los gestos de la Directora de Aduanas, sentada a su lado, eran inenarrables; es lo que tiene meterse en ciertos jardines: se intenta salvar la cara de quien la tiene más dura que el cemento y se acaba recibiendo una patada en el trasero de forma derivada. 

Desde el comienzo del “caso Bárcenas”, las personas que se encuentran en los puestos clave del PP han emprendido una huida hacia delante basada en la negación de sobornos y chanchullos de todo tipo, que con el paso de los días ha ido adquiriendo distintos prismas, porque ya decía Mark Twain que si dices la verdad no tendrás que acordarte de nada.  Y ya sabemos que los dirigentes del PP tienen una terrible mala memoria, que les ha llevado en numerosos casos -desde antes y durante las elecciones hasta su llegada al poder- a enmendarse la plana a ellos mismos, lo que ya es el colmo. Así que lo de Rajoy, diciendo tres veces -San Pedro redivivo- falso, a lo de “falso con alguna cosa que es cierta” es sólo cuestión de matices.  Y lo de Ana Mato, señalando que está separada de su marido desde el año 2000, aunque acudió con él a boda de la hija de Aznar en 2002 o mantuvo el régimen de bienes gananciales hasta el 2007, es prueba de que formaban una pareja moderna y la ruptura había sido amistosa. 

Mientras tanto,  el Vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, carga  contra todos (periodistas, partidos contrarios, elementos díscolos de su propia casa…) en la vieja táctica de matar al mensajero, con excepciones eso si; nada de prensa extranjera ni de noble señora que se alejó -espero que no como la marea que retrocede para volver como un tsunami de populismo despótico- de la primera línea de fuego.  Es uno de los miembros del partido que asume como suya la frase “no le puedo concretar” y habla constantemente de “realizar un ejercicio de transparencia” pero de forma colectiva; bueno, si al fin logra que se desnuden él, los suyos y los demás, quizás podamos los que hace tiempo estamos despojados, hallar remedio a nuestros males. 

En todo este asunto, las dos clandestinas comparecencias de Mariano Rajoy han sido patéticas La primera por circuito cerrado de TV y sin preguntas, tenía la puesta en escena de una república bananera; la segunda, al lado de la mujer que dicta nuestros destinos económicos, la escenografía de un presidente nervioso y confuso, doblegado ante la necesidad de caer simpático. Entre el falso, falso, falso de la primera y el falso con alguna cosa que es cierta de la segunda, don Mariano hizo bueno aquello -dando alas a los suyos- de que la verdad no tiene matices, pero la mentira, muchísimos. No es extraña la indignación de la sufrida ciudadanía  ante declaraciones de ingresos que se multiplican en tiempos de crisis y eso sin contar con los ahorros bajo el colchón y el registro de la propiedad durmiente.

A estas alturas de la película, teniendo en cuenta todo lo que está saliendo sobre la trama Gurtel y la figura de Bárcenas, yo cada vez más me acuerdo de Uno de los nuestros, historia de cómo ascender de la nada a la cumbre, retrato de ambición, lucha por el poder, lealtad y venganza. Al fin, como dice uno de los personajes, conviene no olvidar dos cosas, no traicionar a un amigo y no irse nunca de la lengua. 


domingo, 3 de febrero de 2013

De amigos y familiares


La historia, a veces, es un largo pasillo de ida y vuelta y según que circunstancias conviene darse un paseo por él.

Tras la muerte de Fernando VII, su viuda Mª Cristina, se casó morganáticamente, con Fernando Muñoz Sánchez al que concedería el título de Duque de Riansares. El marido de la Reina Regente, se metió de lleno en negocios de todo tipo vinculados con el mundo de la minería y el ferrocarril, donde firmó contratos sabrosísimos de explotación y obtuvo prebendas por concesiones, dirigiendo una red de especuladores, desde la que controló la adjudicación del ferrocarril de Langreo, las obras del puerto de Barcelona, las de canalización del Ebro o la construcción del puerto de Valencia; también se dedicó a especular con la sal y participó en beneficios derivados de la trata ilegal de esclavos, en los que figuraba la propia Regente. Sólo cinco años después de su matrimonio, el ennoblecido guardia de corps, había colocado y dignificado con títulos a gran parte de  su familia, controlaba un sinnúmero de sociedades encabezadas por otros tantos hombres de paja,  y tenía una fortuna cercana a los trescientos millones de reales, que sin contar con las devaluaciones y revalorizaciones, equivaldría hoy a 75 millones de pesetas o lo que es lo mismo, a 450.000 euros. Ante la  corrupción, Mª Cristina tuvo que renunciar a la regencia para salvar el trono de su hija, Isabel II, aunque ella y su marido, seguirían mangoneando desde la sombra.

A Isabel II, metida también en líos financieros junto a su esposo y primo, Francisco de Asís, tampoco le faltaron relaciones resbaladizas: su cuñado, Antonio María de Orleans, duque de Montpensier, aprovechó la ola desamortizadora para hacerse con un más que notable patrimonio territorial e inmobiliario; y en el curso de sus relaciones económicas y políticas tuvo tiempo para conspirar contra la reina y financiar una revolución; de hecho fue parte importante en el exilio de Isabel, aunque el tiro le salió por la culata cuando se vio relegado en el trono por Amadeo de Saboya y por el peso de la sospecha de haber participado en el complot para asesinar a Prim. Pero el de Orleans era desde luego un todo terreno: se congració con su familia política, se sumó a la Restauración, casó a su hija Mercedes con Alfonso XII y siguió siendo un próspero hombre de negocios.

La muerte de Alfonso XII y la larga minoría de Alfonso XIII, no ayudaron a cambiar las cosas y la alternancia de partidos propició el clientelismo político, el caciquismo y la corrupción desde los alcaldes hasta la cabeza de la nación. El propio Alfonso XIII, se metería en todo tipo de negocios y amistades peligrosas, cuyo vértice fue la guerra de Marruecos donde los niveles de sobornos y corruptelas ligados a los suministros a la tropa, se mezclaron con la sangre y la vida de los soldados. La comisión de investigación y el llamado “informe Picasso” se los llevaría por delante la dictadura de Primo de Rivera, que fue una salida de emergencia para el rey, aunque ya estaba tocado y hundido.

La República no pudo o no quiso (según los casos) enmendar la situación y la guerra civil, cerró en falso sobre las viejas corruptelas que como las epidemias recurrentes, rebrotaron durante la dictadura alrededor de políticos afectos al régimen, amigos y  familiares que se repartieron las sobras frente al cadáver del dictador.
Fue precisamente el hecho de que Franco se muriera en la cama, lo que nos hizo blanditos y comodones, hasta el punto de que salvo casos puntuales de fibra libertaria, dejamos que nos diseñaran una transición política a tono con los tiempos y nos insertaran en los genes  la convicción que por fin nos habíamos enganchado a la modernidad, y eso, a pesar de los años de plomo del terrorismo, los brotes neofascistas y los sustos cuarteleros; después, la entrada en la estructura política y económica de Europa y la consolidación del estado de bienestar, pareció darnos la seguridad de ser europeos cosmopolitas, capaces de superar la caspa y los complejos históricos. Pero entre la crisis y los bribones que nos rodean, no ganamos para disgustos.

Tenemos desde hace meses en lugares destacados de los medios de comunicación, el escándalo del duque de Palma (se ve que los Borbones no tienen suerte con los duques) que ha confundido lo público con lo privado, prostituido  su posición social y reunido en torno de sí a una corte de truhanes con los que intercambiaba favores monetarios y juegos de palabras de mal gusto; claro que en su descargo se puede decir que sólo siguió el dicho de donde fueres haz lo que vieres. La Jefatura del Estado, por muy monarquía constitucional que se denomine, la ocupa una persona que basa su derecho, en la sucesión natural de una dinastía histórica y no en el voto libre y directo de la ciudadanía española. Con el paso de los años, que no parecen haberle dado más sentido común, el Rey, olvidando la lección de sus antecesores, se ha rodeado con relativa frecuencia de amigos y actividades no muy recomendables, con la certeza de que la Constitución, en lo que se refiere a su responsabilidad y cierta simpatía borbónica (aquél “lo siento mucho, no volverá a pasar”) no le hace responsable de sus actos ni de los que le rodean.

Por si esto fuera poco, una sociedad aplastada por los recortes, los despidos, los ajustes y el apoyo a las grandes fortunas y, a los especuladores financieros y empresariales, ha visto como el poder de una mayoría absoluta se convierte en la práctica del absolutismo y se secuestran los votos obtenidos con engaños y trapacerías para gobernar (como si hubiéramos viajado en el tiempo) en beneficio de los privilegiados que están convencidos de que el fin justifica los medios

Los acontecimiento de los últimos días prueban esto de forma irrefutable. No cometerán la tontería de controlar toda la información y toda la protesta social, pero convencidos de que el sistema tiene que convertirse en una plutocracia, trabajarán por canalizar a su favor los medios de formación de ideas para impedir que la ciudadanía tenga conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en beneficio de sus necesidades. Un ejemplo lo tenemos en salir agitando declaraciones de patrimonio e impuestos, como si en ellas hubiera un apartado que pusiera “ingresos irregulares”; otro ejemplo es acusar a quienes protestan, de ser agitadores contra el partido, España y la mismísima democracia. Todo vale para salvar su posición; ya lo decía Tony Montana: en este país lo primero que hay que tener es dinero; cuando tienes dinero tienes poder.

Después de tanto recorrido, como sociedad no podemos dejar que esa manera de pensar nos contagie y para no parecer pardillos busquemos la supervivencia frente a los más débiles; no podemos dejar que nuestro camino se estrelle contra un muro de corrupción y desvergüenza. Práxedes Mateo Sagasta, de larga experiencia presidencial y que anduvo incluso por el filo de la navaja, pensaba que cuando se cierran las puertas de la justicia se abren las de la revolución.

CODA: al menos el señor Álvarez Cascos, no es presidente del Principado de Asturias. 

domingo, 27 de enero de 2013

La crisis como liberación


Parafraseando a Tolstoi podría decir que los países felices son todos iguales pero los desgraciados lo son cada uno a su manera. En este reparto, al nuestro parece que en los últimos tiempos le ha mirado un tuerto. Y ya no se trata de la crisis enquistada ni de los millones de familias que cada día se levantan pensando no cómo van a salir adelante sino cómo van a lidiar el día.

De lo que se trata es de la imagen deplorable de quienes están de manera directa o indirecta en las esferas de responsabilidad, ofrecen a quienes sólo quieren su pan, su hembra y la fiesta en paz, como decía la canción.

Estos últimos días, leer la prensa, escuchar la radio, ver la televisión o entrar en Internet en busca de información, es un ejercicio de dureza extrema, prueba de resistencia de la indignación y test para medir la capacidad de paciencia antes de que estalle por los aires y sea sustituida por la ira, santa o no.

Este país –o sea, España camisa blanca de mi esperanza a veces madre y siempre madrastra-,  es una nación - diga lo que diga algún columnista de La Nueva España-, que en cuanto nos descuidamos, vuelve a vestirse con las galas imperiales que esconden la marrullería, la picaresca y el vivir a salto de mata; vamos que nada de soles soberanos que no se ponen nunca y sí mucho de lazarillos, buscones y pícaros en general.

Eso sí, no somos nada clasistas y repartimos por igual la trapacería; la única diferencia es que según los niveles, la importancia del embeleco es mayor o menor. Por supuesto que las saneadas cuentas suizas, las adjudicaciones a dedo o prediseñadas, las empresas para blanquear o desviar dinero negro, los sobres bajo manga, los sobresueldos que pagan identidades ficticias, visten mucho más, pero, ¿quién no se ha escaqueado del IVA?, ¿quién no ha buscado un enchufe para saltarse una lista de espera?, ¿quién no ha  ocupado una plaza de aparcamiento –con tarjetita y todo- de un minusválido?..  Y es que se comienza por aceptar una cesta de navidad y se acaba por construir un aeropuerto vacío de aviones y pasajeros para que entrene en sus pistas un joven piloto de coches.

¿No hay entonces personas honradas en nuestra piel de toro? Pues sí, bastantes más de las que se podría pensar, pero tratan de pasar desapercibidas. Han oído demasiadas veces como se las motejaba de pringadas, inocentes, pardillas y simples, por anteponer principios e integridad a cualquier atisbo de engaño; así que siguen adelante con su conciencia, confiando que algún día se ponga de moda ser honesto. A estas personas, debería referirse la diputada Andrea Fabra, cuando melena al viento desde su escaño en el Congreso, dijo aquello de “que se jodan”. Por cierto que está señora, es un ejemplo viviente de sagacidad familiar: carrerón imparable en el PP hasta sentar sus nalgas en el hemiciclo madrileño, hija de Carlos Fabra que fue la mente creativa del aeropuerto vacío de Castellón y, esposa de Juan José Güemes, ex consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre, que encontraba con su cargo una oportunidad magnífica de hacer negocio en el ramo –dicho por él mismo-.

Somos un país peculiar; lo que Machado definió como de charanga y pandereta: a los reyes los subimos al cadalso pero sólo por un ratito y en efigie, llamamos El Deseado al badulaque más grande que ciñó la corona, los dictadores se nos mueren en la cama y los poetas sucumben ante un pelotón de fusilamiento, en la cárcel o en el exilio.  

Somos un país que por tener, tiene a un Presidente de Gobierno que llegó al poder jugando al despiste, a la malicia de las medias verdades y al engaño. Un ejemplo perfecto de pícaro, rodeado de una corte de pícaros, que se protegen unos a otros, para salvar más que la cara –que la tienen de cemento- las delicadas posaderas. Nada de que asombrarse: en Asturias donde alardeamos de prever las borrascas antes de que atraviesen Pajares, concedimos mando en plaza a quien juraba ser un neófito regenerador y no era más que  un desclasado de la política buscando venganza, acomodo económico y refugio ante más que posibles tormentas.

Estoy segura que no saldremos de esta crisis indemnes, pero espero que salgamos liberados: de la truhanería de cierta clase política; de la necedad de quien debería dar ejemplo de educación y moralidad (lo del duque consorte no tiene un pasar); de la desidia  de quien considera que sus derechos dinásticos están por encima de sus deberes como Jefe de Estado.

No, no saldremos indemnes, pero espero, como dijo Machado, que nazca otra España implacable y redentora…la España de la rabia y de la idea.

viernes, 11 de enero de 2013

Doce meses en Asturias entre dos discursos de fin de año


Hace un año escribía en este mismo foro sobre la cosa pública, al comentar el discurso del entonces presidente de Asturias, Álvarez Cascos. Aquel discurso, oscilando entre la diatriba y el sermón moral, estaba vacío de contenido y disfrazado de tierra milenaria, fuego regenerador y patria común, que me retrotrajo a otro don Francisco y a otros fines de año.

Apenas 30 días después, el docto magister que nos regañaba (a la ciudadanía asturiana) por no saber estar a la altura de las circunstancias y nos daba lecciones de cómo actuar, convocaba elecciones anticipadas porque no le dejaban hacer lo que le daba la gana y era incapaz de ponerse de acuerdo con nadie, dejando  a Asturias a los pies de los caballos de sus antiguos aliados y ahora declarados enemigos. Paco Cascos, sin programa, sin ideas y sin gobierno (los consejeros y consejeras no decían nada, ni movían un papel que no hubiera visado el Jefe), gritó aquello de “conmigo o contra mí” y se lanzó como el General de un comando suicida que era consciente del coste en bajas, pero al que no le importaba nada salvo su propia venganza; cosa que demostró de forma cumplida en las semanas siguientes hasta las elecciones, donde la campaña por el voto y el ¡sálvese el que pueda!, de su alegre muchachada llevó a la región a la parálisis casi total, que no lo fue, gracias a la labor de los trabajadores de la administración (clase hoy denigrada y maldita) que mantuvieron las cosas del día a día.

Entonces, se demostró de forma clara que no hay nada más peligroso que un camión de cuatro ejes, a toda velocidad por una autopista, esquivando o chocando, según los casos, contra todo lo que viene en dirección contraria; y encima creyendo que los que vienen mal son los otros y sacando la cabeza de la cabina para insultar. El espectáculo sería patético tras la elecciones, con recursos sobre votos emigrantes –hay que ganar sí o sí-, y claramente risible en aquellos encuentros con el enemigo, sin mirarse, y comparecencias ante la prensa donde no se decía nada tras una intensa verborrea o donde la mal llamada canallesca, parecía  tener algún problema de audición por lo alto que se hablaba o lo mucho que se silabeaba y que al fin como en el poema cervantino … incontinente/caló el chapeo, requirió la espada/miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

Álvarez Cascos, volvería por sus fueros en el discurso durante la toma de posesión de Javier Fernández como Presidente de Asturias: podría haber tenido la elegancia de mantenerse en un segundo plano, pero no lo hizo, y lo que se escuchó fue una perorata grandilocuente teñida de rencor, donde salieron a flote todas sus fobias y prejuicios, sin agradecimientos para nadie, salvo para él mismo, incomprendido y agraviado.  Los meses que han seguido hasta la fecha han dejado la evidencia de que FAC trasmutado en Foro Asturias, no es más que la sombra alargada de un pequeño dictador que sigue en la Junta General, dominado por su contumaz –o yo o el caos- y controlando los hilos de las marionetas que maneja desde la oscuridad y que siguen lanzando –Coto dixit- inmundicias en todas direcciones para tapar su propia incapacidad y disimular sobre las bombas programadas que fueron dejando colocadas en su brevísima etapa de gobierno.
 
En ese mismo acto, el de su investidura, Javier Fernández, enfocó un discurso de muy distinto calado: de agradecimiento a los presentes, a quienes le habían precedido (incluido el huraño saliente) y a quien le abrió los ojos a la vida y a los ideales; un discurso donde habló de construir, de consensuar y de caminar con un sentido claro de donde se quiere ir. Estaba en las antípodas de su antecesor, como ahora, al finalizar el año, lo sigue estando: ha sido un discurso breve, propio de quien le gustan más los hechos que las palabras, alejado de “la pompa y la impostura”, anclado en la realidad –que no le gusta pero la afronta- y alentando “el consenso, no la división ni la fractura”, convocando a todos los asturianos –los de dentro y los de fuera- y reviviendo la Asturias que en los peores momentos ha dado la cara, pero que esta vez, dispuesta a hacerlo, no va a dejar que la olviden y la marginen.

Desde luego, los meses que lleva gobernando el equipo de Javier Fernández no han sido fáciles, con problemas y desencuentros, pero hay voluntad de trabajar, y sacar adelante a la región; el haber logrado aprobar un Presupuesto que sirva para gestionar los recursos, la búsqueda de un pacto social y el consejo y asesoramiento de personas expertas en distintas materias, pueden ser tres firmes apoyos para romper con la inercia y la desgana y lograr una Asturias no perfecta sino mejor, como afirmó el Presidente, en toma de posesión. Eso, y aprender de los errores pasados (como lección política) y de las meteduras de pata (entrando con rapidez al quite) del gobernar en el día a día; eso y enormes dosis de sentido común.