Dicen
que primero se coge a un mentiroso que a un cojo. Mentir es relativamente
fácil, pero luego hay que mantenerlo y claro, ahí comienzan a complicarse las
cosas y más en una época donde las palabras no se las lleva el viento, ni
siquiera pesan con la fuerza de lo escrito, sino que están grabadas con todo
detalle y corren por las redes sociales.
De
todas formas el PP asume la realidad sin ningún complejo y no le importa
ponerse rojo porque ya nos pondremos amarillos los demás a causa del sofocón.
El panorama idílico que Rajoy prometió en los días de cielos azules y vuelo de
gaviotas, se ha transformado en un sobresalto cotidiano donde esto se parece
cada vez más al argumento de la película Los pájaros de Alfred Hitchcock.
La
penúltima ha sido el copago sanitario, de momento concentrado en el % a pagar
por los medicamentos -que no parece otra cosa que a los usuarios nos encanta
hacer botellón farmacéutico-, pero veremos si pronto no nos obligarán a ir con
un seguro privado entre los dientes antes de subir a una ambulancia o traspasar
la puerta del hospital.
Los
empresarios del sector -como los de otros sectores- se frotan las manos y
afilan los dientes. No hay más que ver al señor Víctor Grifols, presidente del
tercer productor mundial de hemoderivados abogar por autorizar el pago por las
donaciones de plasma; en román paladino que se pueda vender la sangre. Lo dijo
en Barcelona, en la escuela de negocios Esade, esa por la que han pasado
ejemplares y notorios personajes ligados al caso Noos. Por si quedaba alguna
duda, añadió que el pago que su empresa estaría dispuesta a dar -60 o 70 euros-
por semana a un desempleado,
significaría que “sumado al paro, es una forma de vivir”. De momento no
se sabe que haya sido detenido por atentado contra la dignidad de las personas.
Imagino que fue sonoramente aplaudido en una entidad donde debe figurar como
lema de la misma Coge el dinero y
corre.
La
Federación Española de Donantes de Sangre, ha puesto lógicamente el grito en el
cielo y el Ministerio de Sanidad recordó que “la donación de sangre y de
componentes sanguíneos es un acto voluntario y altruista”, pero que quieren que les diga…, vistos los
antecedentes de este Gobierno, no me fío un pelo. Quien suscribe, que lleva más
de tres décadas donando su sangre y tiene en usufructo los órganos de su cuerpo
(como miles de personas en este país), ni se ha planteado hacer un cálculo de
beneficios.
La
dignidad de las personas no debería ser controlada ni por la necesidad ni por
el miedo. Yo suscribo la frase que dice que nadie debe tener tanto que pueda
poner a una persona de rodillas y nadie debe tener tan poco para ser obligado a
ponerse de rodillas.
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