El sistema ha entrado en crisis. Los medidores más efectivos señalan niveles altísimos en los reguladores de la temperatura y el agotamiento es manifiesto; es preciso someterse a unos planes que corten de raíz la infección. Las opiniones sobre como solucionar el tema, llegan de todas partes; voces consideradas de larga experiencia aportan sus consejos: hay que proceder a un aislamiento, para que el contagio no se extienda, dice uno; la solución aplicada en vez de paliar el problema ha conllevado una virulenta reacción, dice otro; sería mejor entonces acudir a medidas drásticas y terapias de choque, señala un tercero... Una voz mas sensata que otras apunta que lo mejor será que baje el tono de los chillidos histéricos y de ir de un lado para otro como gallinas sin cabeza y se nutra al sistema con los elementos necesarios para que descanse, se atempere, se relaje y se recupere.
El consejo ha sido eficaz y la crisis está superada. ¿Cómo que de donde he sacado esa peregrina idea? Estoy en franca recuperación tras una gripe encubierta. ¿De qué creían ustedes que estaba hablando?
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