martes, 21 de febrero de 2012

Rebelión en las aulas

Esta mañana en RNE, una oyente tachaba de manipuladores –por las informaciones que daban sobre las protestas estudiantiles en Valencia- al medio público al que se estaba dirigiendo y se congratulaba que en breve los quitarían de en medio. Supongo que tal expresión tenía que ver con el despido y no con métodos mafiosos o de policía política; en todo caso, esos manipuladores la habían dejado expresarse con total libertad.

Valencia, una Comunidad donde los niveles de corrupción y desvergüenza no han tocado fondo, es un caso a estudiar: endeudada hasta límites de no hay retorno, algunos altos cargos son juzgados por sus pares y les dejan ir con una palmadita en la espalda. Eso sí, lo que se fundieron no paga ya los servicios públicos, entre ellos la sanidad y la educación, y cuando los chavales protestan por falta de calefacción, les apalean y les detienen, porque son el enemigo. ¡Que bonito y ejemplar! Se ve que como al alumnado se le impartió Educación para la Ciudadanía en inglés, la muchachada se hizo un lío y está aplicando métodos de guerrilla urbana o eso es lo que creen el Jefe de la Policía y los antidisturbios que son entrenados para cargar de forma ciega e indiscriminada.

Será la memoria latente de estudiantes y grises, pero a los políticos del PP, el lenguaje que suene a cualquier atisbo de mando, les enardece; ya puestos, nada de nombrar autoridad al profesorado, que lo militaricen directamente para que controlen la rebelión en las aulas. Será el triunfo del dicho y hecho, del por qué a mí me da la gana y del porque para algo tenemos la mayoría absoluta. Ya se sabe que son muy dados a confundir el culo con las témporas. Son tan marciales que en su día tuvieron en vez de un Secretario General, un General Secretario, hoy desertor en las montañas del norte, y lo que son las cosas, de actualidad por una conocida trama.

lunes, 20 de febrero de 2012

Ni esclavos ni súbditos

Decía Gandhi, “que perder la propia individualidad y convertirse en un mero engranaje de una máquina, está por debajo de la dignidad humana.”

Ayer miles y miles de personas hemos demostrado que no queremos ser el engranaje de una máquina que destruya nuestra dignidad. Desde hace tiempo vivimos en la Europa de los mercaderes y no de los ciudadanos, sometidos a los criterios de Agencias de Calificación, que nadie sabe quienes son, que marcan la política de los gobiernos y se infiltran en ellos, acaudillando prácticas neoliberales puras y duras, donde lo que se hace es repartir la miseria entre los trabajadores y llevar al paro a millones de personas.

En España, al último gobierno del PSOE se le culpó de inconsciente y de no ser nadie en Europa por no aceptar las recetas de franceses y alemanes; cuando cedió y bajó la cabeza, se le acusó de mentir… El gobierno del PP se comprometió con algo tan etéreo como hacer felices a los españoles y sacarles de la crisis, pero escondiendo la parte oscura de su programa y sus no menos oscuros aliados. El poder está en manos de un mentiroso a sabiendas y de un núcleo duro de privatizadores salvajes, pero quien maneja los hilos son los poderes financieros que nos dicen lo que podemos y no podemos hacer con nuestras vidas.

En Asturias además, tenemos para nuestra desgracia, al mayor vendedor de humo de la historia que después de la que ha organizado, todavía sale en la prensa de hoy, anunciando como en un gran ofertón que va a trabajar no a tres sino a cuatro turnos, echando balones fuera, acusando para que no le acusen y promocionando su libro. Como todos los mediocres aspirantes a salvapatrias no aspira a vivir más que de su imagen, de su palabrería y de los tontos útiles que le siguen y que piensan que es la salvación de la región. 

Tontos útiles como los que ayer y hoy critican las manifestaciones y hacen el caldo gordo a políticos de este jaez y a los empresarios especuladores que han estado jugando en el mercado del dinero, en vez de crear activos y solvencia para sus empresas y ahora el estropicio que lo paguen los trabajadores. Tiremos piedras a nuestro propio tejado. Que privaticen lo público, que sigan bajando los sueldos, que nos despidan con una mano delante y otra detrás, que retrocedamos 100 años o más en lo conseguido y que ni siquiera nos podamos poner enfermos, no sea que cuando queramos volver, nos encontremos con el despido en la mano. Vamos hacia la privatización pura y dura y acabaremos retrocediendo hacia donde sólo una clase social tenía privilegios y derechos y los demás que lidiaran con la miseria. Diga lo que diga el Señor Borbón, la justicia no es igual para todos y el tratamiento y las puertas no son las mismas para las coronas ducales y para el pueblo.

Propongo lema para la próxima manifestación: NI ESCLAVOS NI SUBDITOS.

jueves, 9 de febrero de 2012

Primera Evaluación

Decía Cervantes que la falsedad tiene alas y vuela, y la verdad, la sigue arrastrándose, de modo que cuando las gentes se dan cuenta del engaño, ya es demasiado tarde. 

Antes de las elecciones se habló mucho del programa oculto del PP y cada vez que salía el tema, este partido, sus representantes y los medios afines, negaban la mayor y se erigían como víctimas de un complot de la izquierda.  Ahora vemos que lo que escribió don Miguel hace ya algunos siglos es una frase de rabiosa actualidad. Han engañado por activa, pasiva y perifrástica y lo peor es que van a seguir haciéndolo gracias al voto de parte de la ciudadanía: los que están de acuerdo con su política porque no les va a perjudicar, los ingenuos que pensaron que otro gobierno era posible y los ciegos que nunca quieren ver. Al menos durante cuatro años, salvo crisis de gobierno, revuelta popular o fin del mundo. Ya se sabe que la derecha -o algunos de sus extremos que se deshilachan del tejido madre como ocurre en Asturias-  son de la opinión que después de mí el caos.

De las tres opciones, el fin del mundo no me motiva mucho porque todavía tengo el proyecto vital sin cerrar y, en cuanto a la revuelta popular, soy de natural pacífico y no quiero que haya bajas, así que creo -tampoco soy de natural sufridor- que me inclino por la opción de la crisis gubernamental. El señor Rajoy tiene todas las papeletas: está a punto de terminar el trimestre de la primera evaluación y ya tiene la cara afinada y el ceño fruncido de los que ven llegar los cates, aunque él había prometido resultados brillante y días felices.  Eso sí, el grupo tampoco es que ayude mucho, a pesar de los esfuerzos de la empollona, y es que no hay forma de lidiar con ese Wert que es un buscapleitos: se le nota mucho la privada y no acaba de encajar en la pública, donde los materiales no le gustan y el profesorado tampoco, porque  protestan  por los sueldos, las aulas superpobladas, la oferta de plazas, los cambios de temarios y encima se niegan a aprender inglés para dar cualquier otra asignatura. Es un provocador y creo que se merece una amonestación severa e incluso una expulsión.

O todo es mucho más sencillo. Debemos acostumbrarnos; a la falta de empleo, a la pérdida de derechos en la educación y en la sanidad públicas, a las riadas… Ya se sabe, ahora que San Valentín está tan cerca, que nada es para siempre.

domingo, 5 de febrero de 2012

En memoria de Blanca Álvarez Pinedo

Hoy, el día gris y lluvioso aumentó su tristeza al leer en este periódico, la noticia del fallecimiento de Blanca Álvarez Pinedo, quien fue directora del Archivo de Asturias durante 25 años.

Decía John Ruskin que “la mayor recompensa de nuestro trabajo no es lo que nos pagan por él, sino aquello en lo que nos convierte”. Blanca Álvarez Pinedo se convirtió con su trabajo, ella que no tenía vocación para la docencia, en maestra de investigadores. El Archivo fue además su segunda casa y abierta y cercana con todos los que por allí pasaban, mostraba su especial atención con los asiduos que durante semanas ocupaban las mesas en callado trabajo, asesorando y ayudando en las dificultades. Su formación era extraordinaria pero lo era también su calidad humana.

Cuando en Septiembre le dieron la Medalla de Plata del Principado me alegré muchísimo, aunque quizás la de oro hubiera estado más en consonancia con la persona que logró contribuir a que buena parte de la memoria de nuestra región esté salvada y que luchó para que Asturias tuviera una dotación en fondos archivísticos y en instalaciones, de primer nivel; algo que le costó no pocos disgustos con una Administración cicatera, que primaba otras actuaciones más vistosas en un nivel político inmediato. Ni siquiera su jubilación la apartó de su segunda casa y no era raro verla por allí, consultando algo, interesada por trabajos y amigos.

En estos últimos meses, donde nuestra región ha vivido y está viviendo un espectáculo de egolatría de considerables dimensiones, donde se anuncia a bombo y platillo que se hace lo que no se hace, la muerte de Blanca Álvarez Pineda nos disminuye. Parafraseando a Carlyle, yo diría que el trabajo que Blanca Álvarez Pineda hizo de forma callada, constante, incansable, eficaz fue y será como un arroyo de agua que corre oculto en el subsuelo haciendo verde la tierra. Que ella le sea leve.

viernes, 3 de febrero de 2012

Bajar a las aulas

La educación pública ha sido en este país, desde la llegada de la democracia, el espacio para que todo grupo político llamado a gobernar quiera encontrar la cuadratura del círculo. O quizás sea todo mucho más sencillo: es igual que cuando ocupamos una nueva estancia de forma temporal (habitación de hotel, despacho, sala de reuniones…) y recolocamos a nuestro gusto los objetos que la decoran; los gustos estéticos de las personas son diversos.

En la educación pública ocurre lo mismo: lo que antes estaba a la izquierda se pone a la derecha, lo que estaba debajo se acomoda arriba, en el cartelito informativo (que sigue diciendo lo mismo) se cambia el tipo de letra y se buscan sinónimos… Cada vez que la persona del ramo toma posesión de la cartera, su primera decisión -quizás por reminiscencia de la escuela- es estrenar nuevos materiales sin pararse a valorar que los viejos puedan todavía servir, y sobre todo, olvida que lo importante es el contenido no el continente.

El señor Wert está entusiasmado con el nuevo curso aunque me parece a mí que va a tener problemas con algunas materias. Es lo que ocurre cuando preguntas a tecnócratas a los que les encantan las estadísticas y que sólo salen de sus despachos para obtener nuevas estadísticas; es lo que ocurre cuando te aconsejas de quien ve la libertad de enseñanza como una amenaza. O más sencillo que todo eso: el señor Wert es un tecnócrata que considera la enseñanza pública como una forma de control. El pensamiento intereconómico y la querencia por ese híbrido extraño denominado concertada, pesa mucho en el ánimo del nuevo ministro de Educación.

En todo caso, que yo sepa, nadie del ramo ha bajado a las aulas. Es decir, no se ha puesto en situación de preguntar a quienes saben de esto, al profesorado. Es triste pensar que este país tiene a personas sumamente expertas en necesidades, carencias, problemas y dificultades en la educación pública, personas con altos niveles vocacionales que se están formando de manera continúa, personas con una amplia experiencia que da el trabajo a pie de obra, y nadie del ramo se ha sentado sosegadamente a escucharlas.


El tecnócrata de turno es igual que el tecnócrata anterior pero con gustos estéticos distintos, cambia el orden de las cosas, los ítems, los baremos, los tantos por cientos,  y frunce el ceño ante la palabra maestro o profesor (también en femenino)… Ahora le da vueltas al término autoridad pública que intenta colocar como una medalla sobre un féretro, como un triste consuelo ante los errores cometidos; pero es un nuevo error. Los maestros y profesores (también en femenino) lo que desean es que su trabajo reciba el respeto de la sociedad y el generoso apoyo en recursos de los poderes públicos.

Si lo único para solucionar los problemas de la enseñanza en éste país, consiste en nombrar al profesorado autoridad pública, mal vamos; educar por métodos basados en el temor y  la fuerza, sólo consigue que se destruya la sinceridad y la confianza y tengamos personas disfrazadas de una falsa sumisión.

Educar es otra cosa; es formar con el conocimiento y la palabra, es convencer con el ejemplo y la coherencia.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Perspectiva gallega

Estos días, hacer una pasada por los medios de comunicación es arriesgarse a que caiga en picado el índice NMV, o sea el nivel de moral vital.


En nuestro país, muchos siguen pensando que han elegido a los que nos gobiernan, usando la soberanía nacional, pero quien ha impulsado el voto ha sido el miedo. De todas formas quienes de verdad gobiernan son los mercados, las agencias de calificación y los grupos financieros. Ya lo decía el señor Rotchild, “denme el control del suministro de dinero de una nación y no me interesa quien haga sus leyes". Para alegrar el panorama, el Sr. Botín se presenta como prototipo de banquero ejemplar y se lava las manos mientras espera ver pasar el cadáver de su enemigo a ver si su entidad puede obtener algo de los despojos; Thomas Jefferson temía al gremio más que a un ejército y Mark Twain consideraba que “un banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover”.

Por otra parte la vieja figura del empresario a pie de obra, desaparece y es sustituida por Consejos de Dirección y de Accionistas donde el poder se mide en tantos por cientos de cuotas y la empresa se sustenta no en una ponderada relación de activos y pasivos y en una equilibrada producción, sino en subvenciones públicas y efectivos de riesgo. Y ello es muy normal, porque todo es virtual, hasta el dinero. Lo que no es virtual son las familias con todos sus miembros en paro, los terrores hipotecarios y la juventud sin perspectivas.

Aquí, en Asturias, acosados por el temporal que se avecina, el experimento de un charlatán populista ha dejado a la región cautiva y desarmada, con numerosas bajas entre sus filas, el enemigo y la población civil, porque ya se sabe que es nuestro carácter el que nos mete en problemas pero es nuestro orgullo el que nos mantiene en ellos.

En todo caso para la reflexión final me inclino por la perspectiva gallega, no la del Sr. Rajoy, sino la de la sabiduría popular que mi abuelo recordaba de vez en cuando: mexan por cima nos y hay que decir que chove.